ÓPERA WORLD: Bruckner en estado puro
Publicado originalmente en: http://www.operaworld.es/orquesta-sinfonica-de-bilbao-concierto-madrid/
Germán García Tomás (©)
Nota: Desde Klassikbidea nos pusimos en contacto con Ópera World, el pasado 13 de marzo, pidiendo permiso para la publicación de esta crítica. No hemos tenido contestación, de modo que procedemos a publicarla tras un tiempo que consideramos prudencial.
21/2/2014. Teatro Monumental (Madrid). Orquesta Sinfónica de Bilbao, Emma Schmidt (piano), Günter Neuhold (director). Programa: Obertura Egmont Op. 84 (Beethoven), Concierto para piano y cuerdas (Schnittke), Sinfonía nº 4, “Romántica” (Bruckner).
La Sinfónica de Bilbao (BOS) ha sido la orquesta invitada al Teatro Monumental en la presente temporada de abono de la Sinfónica de RTVE, mientras ésta a la misma hora se encontraba inaugurando en una basílica de la capital el Festival de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid.
Comandada por su exdirector titular hasta 2013, el austríaco Günter Neuhold, la agrupación bilbaína dejó en este concierto una hondísima impresión en el público, sobre todo tras la interpretación de una modélica Cuarta de Bruckner en la segunda parte. La formación había calentado sus motores con la célebre obertura beethoveniana de la música escénica para la tragedia Egmont de Goethe. Y decimos calentamiento ya que resultó una lectura percibida como un mero trámite de apertura, donde más que la expresión se impusieron la ligereza y un tempo ciertamente apresurado.
A continuación la pianista vienesa Emma Schmidt ofreció al respetable su versión del Concierto para piano y cuerdas (1979) del ecléctico y escasamente reivindicado compositor tardosoviético Alfred Schnittke. El ambiente de reflexión y quietud cuasi impresionista de los primeros acordes del piano haría difícil pensar en la ulterior evolución de la obra hacia derroteros mucho más turbulentos, donde el instrumento solista, en abierta confrontación con las cuerdas, adquiere un tratamiento meramente percutivo a través de un obsesivo e incesante entresijo de arpegios. La calma volverá a imponerse al final de esta obra concertante plena de contrastes dinámicos y rítmicos y que por su formato recuerda al primer concierto para piano y cuerdas de Shostakovich, con las salvedades en éste del estilo paródico y la trompeta solista que el soviético utiliza en la obra. Tras el aplauso recibido a la soberbia entrega de la veterana pianista, ésta obsequió al público madrileño con una virtuosa versión de la “Andaluza” de las Danzas españolas de Enrique Granados.
Pero como se ha apuntado al principio, fue el Bruckner en estado puro lo que más se podría destacar de la visita a Madrid de la formación vasca. Todos los elementos fundamentales para llevar a buen término la ejecución de una marmórea composición sinfónica como es la “Romántica” se dieron aquí cita a altas cotas. A destacar en primer lugar el exquisito empaste y la completa homogeneidad de todas las secciones instrumentales, así como la contundente sonoridad de toda la sección de metales, absolutamente decisivos en Bruckner, a lo que hay que añadir el manejo providencial de las múltiples progresiones dinámicas que exige el compositor, consiguiendo un elevado nivel de profundidad en el plano armónico y no menor en el intelectual. El maestro Neuhold, que retenía toda la compleja arquitectura bruckneriana en su memoria, mantuvo una estrecha comunión con su antigua orquesta, la cual conocía a la perfección lo que se esperaba de ella. La clamorosa ovación recibida fue muestra inequívoca del memorable trabajo realizado.