Los tres habituales de Klassikbidea nos hemos preguntado: ¿cuáles serían las cinco citas imprescindibles de la 76ª edición de Quincena Musical? ¿Y cómo complementar una jornada del agosto donostiarra para disfrutar de la ciudad además de por la música? Aquí están las distintas propuestas. Pero antes, una coincidencia.
Los tres, Nora, Pablo y Joseba, hemos coincidido en elegir el concierto del 18 de agosto en el Kursaal, con la Orquesta Filarmónica de San Petesburgo y el Orfeón Donostiarra junto a la mezzo Ekaterina Gubanova dirigidos por Temirkanov. En el programa, las suites número 1 y 2 de “Romeo y Julieta” y la cantata “Alexander Nevsky”, de Prokofiev.
Que los tres coincidamos no quiere decir que este sea el concierto más destacado de la inminente edición de Quincena, pero es sin discusión una de sus citas más atractivas. Temirkanov es el responsable, junto a la orquesta de San Petersburgo, de una memorable grabación de la banda sonora completa de Prokofiev para el filme homónimo de Eisenstein.
También hemos coincidido en tomar un café sin prisa en una terraza de Boulevard, razonablemente el Barandiarán.
Por lo demás, a cada uno sus gustos. Son estos.
Nora Franco Madariaga
Viernes 7 a las 6 de la tarde, en el Victoria Eugenia, Nordic Voices. Con el título “Lamentations”, Nordic Voices ofrece obras de Gesualdo, Palestrina, de Victoria o White.
El martes 18, en el Kursaal, la cita con Prokofiev ya reseñada.
El viernes 21, a las 8 de la tarde, Nora propone viajar a Hondarribia, a la bodega restaurante Hiruzta Upategia, para escuchar a Andreas Prittwitz & Lookingback Sextet, jazz del bueno, y después cena en la propia bodega.
El martes 25, a las 8 de la tarde, vuelta al Kursaal para escuchar a la Orquesta de Cadaqués con el Orfeón Donostiarra dirigidos por Alberto Zedda. Junto a la soprano María José Moreno, la mezzo Marianna Pizzolato, el tenor Celso Albelo y el barítono Nicola Alaimo, dos obras de Rossini: “La muerte de Didone” y el “Stabat Mater”.
El miércoles 26, a las 8 de la tarde, en las salas polivalentes del Kursaal, Neue Vocalsolisten presenta el programa contemporáneo “Mediterranean voices”, con obras de compositores chipriotas, libaneses, palestinos… Sammoutis, Rosani, Moultaka, Odeh-Tamimi, Sanz, Okba, Kerkour y Jabri [al día siguiente, a la misma hora y en el mismo espacio, Neue Vocalsolisten presenta “Love songs” con obras de Gerenabarrena, Vivier, Stockhausen y Francesconi].
Para cualquiera de estas jornadas, Nora Franco Madariaga sugiere callejear por lo viejo (y de paso comer unos pintxos, claro). Y, si el día acompaña, subir a Ulía para disfrutar de sus vistas fabulosas. Antes de entrar al concierto, cafecito en cualquier terraza del Boulevard. Con tiempo y ganas de mucho, mucho placer, un rato de relax en el spa de La Perla.
Pablo Cepeda
El domingo 2 de agosto, a las 8 de la tarde, Pablo sugiere visitar el santuario de Loiola, en Azpeitia, para escuchar a Juan de la Rubia, organista de la Sagrada Familia de Barcelona, que interpretará obras de Vivancos, Mendelssohn, Liszt y Pärt. El programa concluye con una improvisación basada en un tema de José María Usandizaga. Una ocasión excelente para disfrutar del género improvisatorio de manos de uno de sus especialistas.
El miércoles 5, a las 6 de la tarde, la soprano Raquel Andueza con La Galanía interpreta “Sin vivir en mí”, con obras de Anón, Sanz, Mazzocchi, Torrente y Falconieri, en las que los textos de Teresa de Jesús, Lope de Vega cobran una nueva dimensión gracias a la música de compositores del siglo XVII. El concierto se celebra a beneficio de la Asociación Gipuzkoana de Esclerósis Lateral Amiotrófica, Adela.
El lunes 10, a las 20 horas, la cita es con el pianista ruso Grigory Sokolov en el Victoria Eugenia. En el programa tres de sus compositores más determinantes: Bach, Beethoven y Schubert.
El martes 18 lo dicho: al Kursaal a escuchar el Prokofiev de Temirkanov.
Y el domingo 30, a las 8 de la tarde, otra vez al Kursaal, esta vez para el programa de la Filarmónica de Oslo, dirigida por Vasily Petrenko, en el que se ofrece el Concierto para violín de Brahms, con la violinista noruega Vilde Frang, y la Sinfonía nº 4 de Chaikovski.
Pablo Cepeda apunta que cualquiera de estas jornadas se puede complementar tomando un buen desayuno en el Barandiarán, en el número 2 del Boulevard. Para almorzar (o cenar), comprar un bocadillo en el bar Juantxo (Embeltran Kalea, 6) y comerlo en los graderíos de madera del muelle. Después, palmera de chocolate negro y -cómo no- su famosa panchineta en alguna de las pastelerías de Otaegui (por ejemplo en Narrica, 15).
Joseba Lopezortega
El viernes 17, a las 20 horas en Kursaal, Temirkanov y la Filarmónica de San Petersburgo ofrecen las “Variaciones Enigma” de Elgar en un programa que se abre con dos obras de Ravel: la suite Ma Mere l’Oye y el Concierto para piano, con el pianista Javier Perianes, que está ofreciendo un nivel deslumbrante y el pasado día 8 de julio comenzó en San Petersburgo una gira con esta orquesta y con Temirkanov en la que se inscribe la visita a Quincena.
El 18 de agosto, a las 20 horas, el inevitable Prokofiev con Temirkanov en el Kursaal.
El sábado 22, de nuevo al Kursaal: en versión concierto, la ópera “Mendi Mendiyan” de Usandizaga, con la Orquesta Sinfónica de Euskadi y el Coro Easo dirigidos por Antoni Ros Marbá, y Arantza Ezenarro (Andrea), Miguel Borrallo (Joshe Mari), Olatz Saitua (Txiki) y José Manuel Díaz (Juan Cruz), entre otros.
El miércoles 26, siempre en el Kursaal, Orquesta Sinfónica de la Radio de Colonia dirigida por Jukka-Pekka Saraste, en un programa que ofrece el Concierto para violín de Bela Bartok, con el concertista húngaro Kristóf Baráti, y la Sinfonía nº 7 de Anton Bruckner.
El domingo 30, clausura de Quincena en Kursaal, en la cita con la Filarmónica de Oslo ya reseñada en la elección de imprescindibles de Pablo Cepeda.
Joseba Lopezortega cree que toda visita a Donostia es buena para disfrutar un rato entre los puestos del mercado de La Bretxa. Antes un café en el Barandiarán, y después caminar por el Paseo Nuevo, hasta llegar al acuario y después de haber hecho apetito a comer al Ganbara, en San Jeronimo 21, pintxos en la barra o lo que se tercie si es de sentado y sin prisa. A unos metros, el silencio y el frescor de Santa María, para ir limpiando oído, y de allí paseando entre calles hasta llegar al Kursaal. Si hay tiempo de tomarse un helado, mejor que mejor.