Joseba Lopezortega /
La Sinfónica de Euskadi propone para la temporada 2018-2019 un itinerario musical vinculado al concepto “Variaciones”. Será la segunda temporada de Robert Treviño como titular, y también la segunda en la que asumirá seis de los diez programas de la temporada. Así, Treviño persevera y profundiza en su compromiso con la Orquesta, que con él progresa musicalmente y viene alcanzando cotas importantes. Entre sus programas destaca una Novena de Mahler, como subraya el propio dossier de la formación con sede en San Sebastián. Mahler es, como ya se ha dicho en anteriores ocasiones en este mismo medio, un compositor apasionante en manos de Treviño, y esa cita es una de las más apetecibles de la temporada. Treviño también atenderá el sinfonismo de Elgar, Dvorak y Rachmaninov, proclamados como los tres protagonistas de la temporada de una forma conceptualmente algo forzada. En todo caso la música se impone a las palabras que suscita, y ahí estarán con Treviño en el podio la Número 2 de Rachmaninov, la Número 2 y las Variaciones Enigma de Elgar, la Número 2 de Sibelius (el 2 es el número predilecto de la temporada para el Maestro) y la Número 5 de Chaikovski.
Así se completan los programas a cargo de Treviño: la espléndida Segunda Sinfonia de Sibelius se ha programado con el Passacaglia de Weber y Hilarriak, de Ramon Lazkano. Las Variaciones Enigma se anuncian con el Concierto para piano de Dvorak y Agata, una composición de Stephen Hough, el excelente pianista del programa, inspirada en sonidos vascos que contará con la participación del txistulari Garikoitz Mendizabal. La Número 2 de Rachmaninov va con el Concierto para violín de Barber, con James Ehnes. La Número 2 de Elgar con el Concierto para violonchelo de Dvorak, que interpretará Pablo Ferrández (¿no es este un programa de abrumadora densidad?). Finalmente y cerrando la temporada junto a la mencionada Sinfonía número 5 de Chaikovski, el Concierto para piano número 3 de Rachmaninov, con Alexei Volodin.
Los cuatro restantes programas cuentan con otros tantos directores. El trombonista Christian Lindberg es uno de ellos, mostrando su doble faceta de solista y director. Se harán la suite de On the waterfront, de Bernstein, de su banda para el filme de Elia Kazan conocido por su traducción como La ley del silencio, The tale of Kundraan del propio Lindberg y la Sinfonía número 3 de Sibelius. La composición de Lindberg fue estrenada por la propia OSE en 2016, con motivo de la gala de entrega de los premios ICMA que tuvo lugar en ese año en San Sebastián.
También Pinchas Zukerman ejercerá como solista y director. Se interpretarán el Concierto para violín de Beethoven y la Sinfonía número 8 de Dvorak. El Maestro Hans Graf regresa a la que fue su orquesta tras visitar la temporada hace sólo dos años. Es una buena noticia que el vínculo se renueve. Dirigirá tres obras de Beethoven, dos para coro con Andra Mari Abesbatza (Mar en calma y próspero viaje y Canto Elegíaco) y la Fantasía Coral, en la que el pianista Alfonso Gómez se sumará a la coral Andra Mari. El programa incluye la siempre apetecible Primera sinfonía de Shostakovich.
Los programas citados hasta este punto son nueve. Hay un décimo programa y es un ballet en San Sebastián, Bilbao y Pamplona, no así en Vitoria. Es de nuevo el Ballet Malandain de Biarritz que hará una coreografía de Thierry Malandain titulada Maria Antonieta, con la OSE en el foso haciendo las sinfonías números 6, 7 y 8 de Haydn. Dirigirá Mélanie Levy-Thiébaut, ya conocida por la Orquesta. El ballet no se hace en Vitoria, pero atención al programa sustitutivo: el Ricercare número 2 de la Ofrenda musical de Bach, Jeu de cartes de Stravinsky (así que al menos musicalmente también habrá ballet en Vitoria), y las interesantísimas y diría que infrecuentes Lemminkäinen Suites 1, 2 y 4 de Sibelius (¿por qué es menos protagonista de la temporada Sibelius que Dvorak o Rachmaninov?), de su periodo centrado en el Kalevala. Súmese el estreno de Izozmendi, de Xabier Otaolea, que tristemente no se escuchará en las restantes capitales al menos en esta programación, pero que por sí solo justifica acercarse a Vitoria a un programa francamente apetecible.