Nora Franco Madariaga/
Bilbao, 20/03/2019. Euskalduna Jauregia. 67 Temporada de ABAO-OLBE. El Concierto de ABAO-OLBE: Delirio
Jessica Pratt – Soprano; Euskadiko Orkestra Sinfonikoa; Dirección musical – Giacomo Sagripanti.
- Norma de Vincenzo Bellini – Sinfonía
- La Sonnambula de Vincenzo Bellini – Escena final, aria y cabaletta “Ah non credea… ah non giunge”
- Emilia de Liverpool de Gaetano Donizetti – “Madre, deh placati… ah! Di contento ripiena ho l’alma”
- Semiramide de Gioachino Rossini – Sinfonía
- Hamlet de Ambroise Thomas – Escena final de Ophelie “Et maintenant ecoutez ma chanson… pale et blonde”
- Capuletti e Montecchi de Vincenzo Bellini – Sinfonía
- I Puritani de Vincenzo Bellini – Escena de Elvira “Qui la voce sua soave… vien diletto”
- Medea de Luigi Cherubini – Sinfonía
- Lucia di Lammermoore de Gaetano Donizetti – Escena de la locura “Il dolce suono… Spargi d’amaro pianto”
- Candide de Leonard Bernstein – “Glitter and be gay”
- La Sonnambula de Vincenzo Bellini – Cabaletta final “Ah non giunge”
El tradicional concierto que organiza ABAO cada año se ofrecía el pasado miércoles bajo el título Delirio, ya que integraba un buen compendio de esas llamadas arias de locura –mad scenes, para los que gustan más de los términos anglosajones–, escenas del repertorio romántico y belcantístico en las que, alegando un trastorno mental o emocional, el cantante –generalmente una soprano coloratura– exhibe un canto poco “natural” lleno de adornos, agudos y virtuosismos que permitan su lucimiento.
Y eso es exactamente lo que lució la soprano anglo-canadiense Jessica Pratt: un canto de tal belleza, dominio y facilidad que resultaba sobrenatural. A sus dotes innatas se suman una maestría técnica, una elegancia y un aplomo escénico incomparables, que convirtieron la velada en un verdadero prodigio.
En un recital con un programa organizado de menos a más, Pratt nos deleitó con su absoluto dominio desde los dificilísimos pasajes a media voz, dicción exquisita, delicadísimos filados y sobreagudos redondos como burbujas de cristal, pasando por agilidades brillantes y expresivas de fiato admirable, hasta alcanzar la plenitud vocal, con un completo control de la voz, el fraseo, la coloratura, la afinación y la interpretación en la escena de Lucia di Lammermoore, que dejó al público sumido, verdaderamente, en un auténtico delirio.
La OSE acompañó elegante y discreta –como correspondía–, a las órdenes del joven director italiano Giacomo Sagripanti, que condujo la orquesta con sonrisa amable pero gesto firme y enérgico del que no escapó ni el más mínimo detalle, creando un mullido y seguro colchón musical para las acrobacias vocales de la soprano.
Una velada inolvidable que esperamos continuar cuando, al comienzo de la próxima temporada encarnando de nuevo a Lucia, Jessica Pratt nos vuelva a encandilar con este dulce delirio.