Joseba Lopezortega /
Vivamente interesado en la música y la cultura, sólidamente formado, Aritz Labrador es una de esas personalidades capaces de materializar sus visiones mientras desarrollan y enriquecen su talento. En su trayectoria confluyen enclaves tan sólidos y elocuentes como el Conservatorio de Bilbao, Musikene, Silboberri Txistu Elkartea, ABAO o la admirable Orquesta Behotsik. Ahora, Aritz es protagonista en la resurrección de una banda municipal para Amorebieta-Etxano, población próxima a Bilbao con una intensa y continuada actividad musical.
P – No es frecuente actualmente que un pueblo ponga en marcha una banda de música, de hecho es una gran noticia, ¿dónde nace el impulso necesario? ¿Responde a una demanda ciudadana?
A.L.- La verdad es que las bandas han ido en decadencia en muchas zonas, al igual que en Amorebieta-Etxano, donde desapareció hace ya 43 años. Actualmente estudio en Musikene y el impulso inicial surgió allí, haciendo un trabajo de investigación sobre la música de mi pueblo, especialmente sobre el papel de los txistularis municipales y miembros de la Banda. Descubrí que Amorebieta había tenido Banda. No había sabido nada sobre ello con anterioridad.
Ese mismo mes, hice un curso de dirección de banda con la Municipal de Bilbao, con los Maestros Pascual-Vilaplana y Van der Roost, y en el curso conocí a directores de banda de aquí y de allá. Quedé maravillado y me decanté por recuperar la Banda de Amorebieta. Así empezó todo, era marzo de 2018.
En cuanto a la demanda ciudadana, rotundamente sí, existe. El Ayuntamiento ya iba persiguiendo esta idea desde hacía varios años. Además, es una muy buena oportunidad no solo para cumplir con un servicio cultural al pueblo, sino también para ofrecer una educación musical práctica que complemente la labor que se realiza desde la Musika Eskola.
– Lo cierto es que Amorebieta es un pueblo con activos musicales: Zubiaur Musika Eskola, con sus nuevas instalaciones en construcción, coros adultos y en los colegios, el órgano Amezua de la parroquia de Santa María y programación musical en distintos espacios y momentos a lo largo del año, ¿qué papel va a jugar la Banda en ese contexto?
A.L.- La Banda pretende ser un agente cultural completo dentro del contexto cultural de Amorebieta. Una banda es una gran agrupación de músicos que se caracteriza por su flexibilidad en cuanto a tamaño y tipo de repertorio: tan pronto veremos a la Banda tocar un concierto de música “clásica”, como acompañando a las tamborradas en fiestas, es decir música de auditorio y de calle. Zornotzako Musika Banda pretende estar presente durante todo el año en la vida cultural de nuestra población.
– ¿Con qué plantilla nace la Banda? ¿Están abiertos a incorporar más instrumentistas?
A-L.- La Banda nace con una plantilla reducida: sección de percusión completa pero a falta de trompas, más trombones y trompetas, algún que otro clarinete… Pero si esperábamos a que la Banda estuviera completa no habríamos arrancado.
El gran problema es que hay instrumentos, como la trompa, que no se imparten en la Musika Eskola, por lo que es difícil conseguir a músicos del pueblo que sean trompistas de la Banda. Así que estamos abiertos a cualquier músico –amateur o no– que esté interesado en seguir y complementar su formación musical, además de compartir la formación del resto de intérpretes de la agrupación. La puerta está abierta.
– En cuanto al repertorio, ¿cuál va a ser su estilo? Díganos por ejemplo qué van a tocar en el concierto de presentación.
A.L.- El estilo será variado. Uno de los valores que queremos dar a la nueva Banda es un papel artístico a desempeñar durante todo el año. De esta manera, al margen de todos los actos culturales, también desarrollará actividad de concierto. Planteo diseñar una temporada de cuatro o cinco conciertos anuales cuando estemos más formados y hayamos crecido un poco, además de ofrecer conciertos de cámara de agrupaciones invitadas o internas. Quiero que la Banda sea uno de los principales movimiento artístico-musicales de Amorebieta. Como ejemplo, el día 15 de junio, a las 19:30 de la tarde, estrenaremos la Banda con el concierto de presentación que se realizará en el Zornotza Aretoa y que contará con repertorio variado: música americana (Alvamar Overture de J. Barnes), música de corte más moderno (Concerto d’Amore de J. de Haan, pop y jazz), música tradicional (Puenteareas de R. Soutullo, pasodoble) y alguna que otra melodía vasca (Vizcaytik Bizkaira de R. M. de Azkue, y Aires Vascos no. 1 de J. Franco), todo original para Banda, con algún que otro arreglo novedoso, como por ejemplo el añadir el Txistu como un instrumento más de la Banda en la música de Euskal Herria.
– ¿Van a contar con una sede estable? Me refiero no sólo a conciertos, sino a espacios organizativos y de ensayo.
A.L.- De momento, contamos con una sede en los locales del Centro Zelaieta, donde almacenamos los instrumentos y contamos con un archivo –por el momento pequeño–. Ensayamos todos los sábados en una sala anexa en el mismo Centro Zelaieta, aunque el Ayuntamiento está buscando algún otro espacio donde poder instalar una base más acorde a las necesidades de una banda. En cuanto a los conciertos, los de invierno serán en el Zornotza Aretoa y los de verano en el kiosko, un enclave y símbolo que queremos recuperar y al que queremos volver a dar vida.
– ¿Tienen ya una previsión de actuaciones para los próximos meses?
A.L.- Diría que empezamos a lo grande. Ya he dicho que el día 15 de junio celebraremos el concierto inaugural en el Zornotza Aretoa. La primera semana de julio grabaremos un par de piezas con coro para un cd que está preparando el Ayuntamiento de Amorebieta-Etxano. De ahí saltamos al 15 de julio: tocaremos en el txupinazo que dará inicio a las Fiestas de Amorebieta-Etxano. Tras las fiestas, nos tomaremos un descanso y volveremos con los ensayos en septiembre y comenzaremos a prepararnos para el día 19 y 20 de octubre (Euskal Jaia y gala de presentación del cd grabado). Además, ya planteamos un concierto en Navidades.
– Háblenos de su visión de la Banda: cómo la imagina dentro de un plazo razonable, qué objetivos tiene.
Mi visión es recuperar la Banda histórica y todo su legado musical, pero con una cara renovada. Hemos cambiado hasta el escudo con la lira por un logo fresco en el que figura el simbólico kiosko. Tal y como he podido adelantar, la Banda como institución cuenta con tres ámbitos de trabajo y, por tanto, objetivos: trabajo cultural, artístico y labor pedagógico-didáctica.
Imagino la Banda dentro de unos años como una agrupación estable y afianzada, que organiza todo tipo de actividades musicales, artísticas y culturales, que será parte de la propia identidad del municipio.
– ¿Qué representa dirigir la Banda para usted? Tanto en el plano personal como en su trayectoria musical.
A.L.- Dirigir y recuperar la Banda me ofrece un espacio personal para crecer y en el que poder desarrollar uno de los proyectos personales más importantes de mi trayectoria musical. Es un placer poder llevar las riendas de un proyecto que me apasiona y que estimo y cuido con sumo cuidado.
– ¿Qué cualidades debe atesorar un integrante de la Banda de Amorebieta?
A.L.- Lo más importante es tener interés, dedicación y ganas de disfrutar y aprender haciendo música juntos. Es indispensable que los integrantes vengan con ganas a los ensayos, que estudien las obras y que tengan un compromiso. En esto es como en todo.
– Llamarse “banda municipal” implica un doble compromiso: de la Banda hacia el pueblo, pero también del pueblo y el consistorio hacia la Banda, ¿con qué tipo de apoyo cuenta?
A.L.- Por el momento, el proyecto ha tenido una acogida muy positiva, aunque lo comprobaremos en el concierto de presentación del día 15 de junio. En cuanto al Ayuntamiento, nos han tendido la mano desde el minuto uno. Al margen de la convocatoria de subvención, el consistorio ha colaborado cediéndonos espacios de ensayo y almacenamiento de instrumentos, ofreciéndonos el Zornotza Aretoa como escenario para el concierto inaugural, organizando y coordinando la rueda de prensa y muchas otras cosas más. He de agradecer públicamente que el Ayuntamiento se haya portado tan bien con el proyecto, conmigo y con todos los miembros de la Banda.
– Huelga decirlo, pero tras 43 años sin Banda esta resurrección significa vocación de permanencia, ¿no es así?
A.L.- Eso sin duda. 43 años es mucho tiempo sin sonidos de la Banda en Amorebieta. Como bien dice, la resurrección ha de ser permanente. La nueva Banda pretende ser una institución cultural insertada en el día a día de la ciudadanía, un agente cultural vivo.
– Háblenos de usted, de sus gustos y preferencias musicales, tanto pensando en términos de banda como en términos más generales: sus compositores, o sus directores, su repertorio…
A.L.- Tengo 21 años, estudio en Musikene, Grado de Interpretación, especialidad txistu, pero estoy muy interesado en la dirección de orquesta; de hecho quiero estudiar y dedicarme a la dirección en un futuro. Por el momento voy formándome en cursos y masterclasses aquí y allá con maestros internacionales y he tenido la oportunidad de dirigir varias orquestas en el pasado, entre las cuales se encuentra la Orquesta Behotsik, que me acogió como director invitado este año y para preparar un concierto dentro del festival Musika-Música 2019. Como instrumentista, también he tenido la oportunidad de participar en conciertos de estrenos de grandes compositores del panorama vasco y he podido dar conciertos en Alemania y en Suiza.
En cuanto a mis gustos musicales, intento no perderme ningún concierto. Soy seguidor de la Bilboko Orkestra Sinfonikoa, la Euskadiko Orkestra Sinfonikoa y de la Banda Municipal de Bilbao. He de decir que, aunque disfrute en general de todo tipo de música, siento especial atracción por compositores como Beethoven, Wagner y Mahler, y por los colores de Debussy y Ravel. Además me gusta mucho la ópera; colaboro en ABAO Bilbao Opera diseñando el programa joven Gazteam y organizando visitas guiadas durante las representaciones de ópera. Dentro de este género, sigo enganchado a las largas y oscuras óperas de Wagner, las sencillas y resultonas de Puccini y las humorísticas de Rossini.
Aritz Labrador inicia sus estudios de txistu en la Escuela de Música de Amorebieta-Etxano (Bizkaia) y posteriormente en el Conservatorio Profesional Juan Crisóstomo de Arriaga de Bilbao (Bizkaia) con el profesor Aitor Amilibia. Actualmente, estudia de la mano del mismo profesor en Musikene, Centro Superior de Música del País Vasco.
En 2016 Aritz tuvo la oportunidad de participar en dos conciertos por Europa en Chur (Suiza) y Berlín (Alemania). Además, desde hace dos años, colabora con Silboberri Txistu Elkartea y su ciclo de música contemporánea “Txistua XXI.mendean”.
En 2018, estrenó tres obras en un concierto enmarcado en el ciclo de música contemporánea organizado por Musikagileak. Colabora frecuentemente con la Banda Municipal de Txistularis de Bilbao y es txistulari y arreglista del grupo de folk “Kittu”. En 2019 fue invitado como director de la orquesta joven “Behotsik” en un concierto programado en el festival internacional Musika Música 2019 en Bilbao.
Al margen de sus estudios musicales, también se forma en gestión cultural y organización de eventos culturales, y es, además, coordinador del programa joven “Gazteam” de la Ópera de Bilbao (Bizkaia).