Hace semanas se suscitó en una conversación con colaboradores la posibilidad de publicar una inocentada en Klassikbidea. Hubiera sido una cuenta más en un pequeño rosario que se inició hace unos años. Ese ha sido siempre el juego.
La música clásica y la ópera han vivido un año difícil, muy difícil, como tantos sectores -culturales y no-, de modo que decidí que no era un año para bromas y que abríamos un paréntesis, a la espera de publicar algo con todas las de la ley el próximo curso.
Siguiendo esa estela de seriedad, me parece adecuado compartir algunas breves reflexiones sobre Klassikbidea en este año de pandemia. Hemos publicado menos, dada la ausencia de conciertos y representaciones durante muchos meses, y por esa razón nuestra vertiente de revista online se ha resentido mucho en términos de visitantes y número total de visitas. Es un hecho que se suma a la manera en que facebook, y quizá otras redes en menor grado, perjudican o favorecen la difusión de contenidos de acuerdo a sus propios criterios y objetivos de monetización, un juego banalizante que francamente no me atrae y que considero fuera de los objetivos de Klassikbidea.
La radio, en cambio, se ha mostrado una herramienta potente, en gran medida porque es un medio que obviamente permite escuchar la música de la que se habla. Bastantes personas aportaron sus vivencias y sus propuestas musicales en una serie de programas que recorrían diversas ciudades. Es dramático pensar que cada uno de los lugares de los que se hablaba experimentaba en aquellos meses la desolación de la pandemia.
Nada más. Los mejores deseos para 2021. Que sea un año lleno de sonidos y colores. Y mi agradecimiento a Nora Franco, Pablo Suso, Pablo Cepeda y el personal de Radio Popular, y a todas las personas que han colaborado en Klassikbidea en este año de anómala, indeseable intensidad. Empezando por Vd., que nos lee y nos escucha.
Joseba Lopezortega / Editor