Joseba Lopezortega/
Murcia, viernes, 1 de abril de 2022. Manuel Moreno-Buendía: Stabat Mater. María José Montiel, mezzosoprano; Javier Franco, barítono. Sociedad Coral de Bilbao (Enrique Azurza, director). Coro Stabat Mater (Balbina Serna, directora). Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. Manuel Hernández Silva, director. Auditorio Víctor Villegas.
Cómo las orquestas sinfónicas programan sus temporadas, de acuerdo a qué criterios y con qué finalidad, es una cuestión crucial no ya en su dimensión cultural y social, sino en su razón misma de ser. El modo en que las programaciones caracolean en torno a los mismos ases del repertorio, ignorando de forma reiterada e incomprensible un inmenso caudal de obras, escuelas y compositores y casi completamente de espaldas a la producción musical viva, es especialmente preocupante cuando además es evidente que esa estrategia no logra atraer y fidelizar al público, más allá del reclamo en taquilla que ejercen dos o tres obras concretas. La desoladora consecuencia es que obras tan interesantes y de tanta calidad como el Stabat Mater de Manuel Moreno-Buendía no se escucharán de nuevo fácilmente tras su estreno.
Stabat Mater es una obra emocionantísima, vibrante, sostenida por una vitalidad firme y contagiosa. Firmemente asentada sobre lo mejor de la tradición musical europea del XX, creada con una pericia técnica encomiable, Stabat Mater exige de todas las partes intervinientes un plus de entrega y calidad. Con fuerte aparato orquestal, una de sus características más destacables es precisamente la forma en que logra un equilibrio sin tacha entre su material y sus medios. Nada sobra en ella. La Sinfónica de la Región de Murcia tuvo mucho trabajo y cumplió con su cometido, con la percusión al rojo vivo. Sin embargo, reitero: pese a un trabajo hercúleo, no hay en la obra un uso abusivo o superfluo de la percusión, pese a la intensidad de su prestación. No sobra una nota. Como sucede en otras obras largas y maduras, esta no podría ser ni más breve ni menos intensa.
Javier Franco me gustó. Cantó con cierta vis operística, pero supo hacer su parte con un timbre bello y con fondo suficiente. En cuando a María José Montiel, diré que la he escuchado en tardes más afortunadas. Parecía más preocupada en estar a la altura que en volar alto. En no pocos pasajes estuvo esforzada, se diría que incluso un poco incómoda. Pero esa sensación que se percibió hay que evaluarla en el contexto de un estreno que claramente era una ocasión muy especial, incluso tensa. Un gran estreno. Creo que si pudiera volver a cantar esta obra, Montiel estaría mucho más relajada y convincente. Lo mismo puede decirse del trabajo de Hernández Silva, cuya dirección no fue fluida, ni trasladó una visión global y homogénea de la obra. Ciertamente este Stabat Mater es una obra muy exigente para un maestro y pareció pesarle el carácter de estreno, por cierto drásticamente accidentado, pues se había pospuesto dos años por la pandemia.
De modo que también la Sociedad Coral de Bilbao viajó a Murcia dos años más tarde de lo previsto. Recae sobre el coro el principal trabajo de esta obra, también el más lucido, como supo apreciar un público que aplaudió con mucho calor a la hueste bilbaína. La Coral sonó densa y poderosa, cantando relajada, aceptando y solventando los no pocos juegos y retos que le proponía la partitura de Moreno-Buendía. No creo pecar de bilbainismo al decir que su trabajo fue lo más brillante de la noche, propio de una organización orgullosa que atesora muchos y muy notables estrenos en su trayectoria.
¿Podrá escucharse este Stabat Mater en Bilbao? Esta obra, con una orquesta de calidad y esta Coral, merece tanto ser escuchada por el público de Bilbao como ser cantada de nuevo por este coro. En Murcia se le sumó una agrupación creada ex profeso para el estreno, del que tomaba el nombre (coro Stabat Mater) y que en realidad no era sino un coro colaborativo. No entendí bien la causa. Pero esa presencia inevitablemente descompensada no estropeó y casi no afectó a la solvencia de la Coral para sacar adelante una obra realmente apasionante, que reclama y merece su espacio. ¿Logrará sobreponerse a la insistencia de muchos en hacer repasar, vez tras vez, la lista de los Reyes Godos?