Lied Arriagan: Nuevos y renovados estrenos
Bilbao, 18/04/2023. Teatro Arriaga. Lied Arriagan.
Lieder-Album op.16, de Andrés Isasi y Cuatro canciones en forma de poemas, de Carlos Ímaz.
Vanessa Goikoetxea, soprano; Carlos Ímaz, recitador; Rubén Fernández Aguirre, piano.
Nora Franco Madariaga/
El final del Romanticismo y el comienzo del siglo XX fue una época de gran esplendor y desarrollo musical en el País Vasco. En realidad, fue una buena época en todos los campos, lo que propició también un notable avance cultural y artístico. Comenzando por Juan Crisóstomo Arriaga y llegando hasta Aita Madina o Franciasco Escudero, pasando por Epifanía de Argaiz, José de Aranguren, Julie Adrienne Carricaburu, Valentín María de Zubiaurre, Felipe Gorriti, Maurice Ravel, José Franco, Beltrán Pagola, José Tomás Múgica, Jesús Guridi, Aita Donostia, Emma Chacón, Emiliana de Zubeldia, los hermanos Ramón y José María Usandizaga, Pablo Sorozábal, Tomás Garbizu o Jesús Arambarri, entre tantos otros nombres más discretos –pero no por ello menores–, llenaron de maravillosas páginas una época de enorme trascendencia en la Historia musical vasca.
Pero, como en casi todo, cuando lo bueno abunda pierde valor. Tanto es así, que magníficos compositores y obras de gran calidad perdieron interés nada más estrenarse o, incluso, sin llegar a ser interpretadas, abandonándose en archivos o –lo que es peor y más frecuente– en viejos cajones olvidados, al alcance de polvo, humedad, polillas, ratones, moho y quién sabe cuántas calamidades más.
Afortunadamente, existe ahora mismo –sobre todo en Bizkaia– un fuerte impulso conjunto de músicos y entidades, públicas y privadas, intentando subsanar, en la medida de lo que sus esfuerzos y –escasos– presupuestos permiten, estos lamentables olvidos. Ahí tenemos, por ejemplo –y perdonen que barra para casa, pero, además de que me puede el orgullo, el trabajo bien hecho hay que alabarlo, lo haga quien lo haga–, a la Sociedad Coral de Bilbao, con sus proyectos de recuperación de ópera vasca –precisamente de la época de la que estamos hablando– con Maitena, Lide ta Ixidor y Mirentxu, así como la reciente Pasión de Nuestro Señor Jesucristo de Valentín María de Zubiaurre.
Y este es el caso de Andrés Isasi (1890-1940), un compositor y artista bilbaíno –polímata, como se dice ahora– de formación alemana y exquisita sensibilidad, de quien apenas se conoce su trabajo, a pesar de tener un extenso catálogo –87 obras contabilizadas y un significativo número de piezas desaparecidas o aún por revisar–, cuyo Lieder-Album op.16, un ciclo de 14 canciones para voz y piano sobre poemas del poeta alemán Heinrich Heine compuestas en 1913 en su período de estudios en Berlín, se enmarca dentro de este importantísimo esfuerzo de recuperación del patrimonio musical gracias al denodado esfuerzo de músicos como Rubén Fdez. Aguirre y Carlos Ímaz.
El ciclo no estaba del todo abandonado, pues existe una grabación con versiones de algunas de ellas en castellano interpretadas por Javier de Solaun y Alejandro Zabala, pero ahora ha vuelto a la vida para ser disfrutado íntegro y en su versión e idioma originales por primera vez, ya que el ciclo completo nunca llegó a ser interpretado en público en vida del autor.
El foyer del Teatro Arriaga acogió este estimulante e interesantísimo estreno en su –necesario– ciclo dedicado al Lied, donde el público reunido pudo descubrir un lenguaje, como rezaba el programa de mano, «esencialmente conservador, donde la voz cumple su rol protagonista», pero donde Isasi construye espacios sonoros tridimensionales, en los que la voz fluye creando corrientes melódicas.
Con un lenguaje muy cercano al poema sinfónico straussiano y al romanticismo germánico tardío, la compleja parte instrumental dejó percibir un marcado color orquestal, para el cual el piano pareció quedarse pequeño e insuficiente. Rubén Fdez. Aguirre, con enorme musicalidad, extrajo del instrumento un extraordinario abanico dinámico y tímbrico lleno de sutilezas y cromatismos, de una energía y sentimiento desbordantes. Especialmente vibrantes fueron las interpretaciones de “In deiner Nähe” (Cerca de ti), con un color más oscuro pero de etéreos matices, “Vergiftet sind meine Lieder” (Mis canciones están envenenadas), con un uso de la tonalidad que recordaba al estilo de Alban Berg, y “Der Phönix” (El Fénix), cuyo expansivo acompañamiento se dibujó entre descriptivo e insinuante.
El previo recitado de la traducción de cada uno de los poemas por parte de Carlos Ímaz, ayudó enormemente a la mejor comprensión de cada una de las canciones, pero lo cierto es que la soprano Vanessa Goikoetxea, perfecta cómplice para este dúo con Fernández Aguirre, supo cargar de significado cada palabra y transmitir con extrema delicadeza y cuidado lirismo la íntima relación entre poesía y música, voz propia del Lied. La soprano vizcaína –nacida en Florida, pero ya se sabe que algunos nacemos donde nos da la gana– puso voz a los poemas de Heine con un canto robusto y franco, tremendamente honesto, que, sin aspavientos, sólo con la inflexión de su voz, su mirada y su intención, desbordó expresividad y consiguió íntima conexión con el cercano público. Sobresalió su interpretación de “Frühling” (Primavera), con un texto juguetón de chispeantes sonidos, “An Sie” (A usted), en la que se notó especialmente su conexión con este repertorio, no sólo vocalmente sino conceptualmente, “Es war ein alter König” (Érase una vez un viejo rey), de preciosa delicadeza, “Sie tanzt” (Ella baila), que, acompañada de exóticos giros, recreó con sensualidad y un punto de desafío el baile de Salomé, y “Die Rose, die Lilie, die Taube, die Sonne” (La rosa, el lirio, la paloma, el sol), donde cantó con voz grande, presente y amplia, flotando con libertad para expresarse tal y como el texto propusiera, con una flexibilidad y un dominio que evidenciaron que Isasi le sienta como un guante.
«Es mucho más fácil ir por el camino trillado que detenerse durante meses a estudiar y recuperar estas piezas», agradeció emocionado Ímaz el esfuerzo de los intérpretes tras el exitoso estreno.
Y, tras este fabuloso ciclo, la que se preveía como una obra casi de simple complemento se convirtió en la gran y maravillosa sorpresa de la velada. El estreno de las Cuatro canciones en forma de poema compuestas por Carlos Ímaz sobre poesías de Matías González Pinos sorprendió con unas piezas que beben directamente de las fuentes del Lied y la canción española más escolásticos y puramente románticos, pero pasados por el tamiz de grandes autores de principios del siglo XX como Ravel, Falla, Granados, Guridi, Usandizaga o el propio Isasi, así como de otros más cercanos en el tiempo como Palomo, o el añorado García Abril –e incluso me pareció percibir cierto toque de Michael Nyman–. Compuestas pensando en las numerosas virtudes y capacidades de Rubén Fdez. Aguirre ante el piano, Ímaz construyó acompañamientos que sirvieran de muelle y colchón para la voz y la melodía, pero sin perder entidad propia. A su vez, Fdez. Aguirre supo responder a las expectativas puestas sobre él volcando expresividad y sentimiento sobre las piezas, destacando “Dentro de un beso” con sus volátiles arpegios. Del mismo modo, Vanessa Goikoetxea emocionó –y se emocionó– con la íntima melancolía de “Perdido en tu voluntad” y encandiló con el aire español “Sonrisa morena” a todos los presentes, que se llevaron para el recuerdo una extraordinaria noche de estrenos.