Bach Collegium Japan: El mejor whisky
San Sebastián, 11/08/2024. Auditorio Kursaal. Bach Collegium Japan. Masaaki Suzuki, clave y dirección. Carolyn Sampson, soprano; Alexander Chance, alto; Benjamin Bruns, tenor; Christian Immler, bajo. Cantatas BWV20, BWV94, BWV93 y BWV78 de J.S. Bach.
Nora Franco Madariaga/
Dicen los entendidos que el mejor whisky escocés se elabora en Japón y, aunque esto no sea más que una exageración y una técnica de venta, no es menos cierto que esta bebida japonesa tiene una excelente y bien merecida reputación gracias al altísimo nivel de exigencia de sus elaboradores y a su habilidad para combinar la tradición escocesa con el refinamiento, la sutileza, el equilibrio, la armonía, la atención al detalle y la elegancia japonesas; una mezcla de tradición, innovación y creatividad que los ha convertido en maestros, haciendo del whisky japonés uno de los mejores del mundo.
Y prácticamente lo mismo podría decirse de su cuidado estilo barroco y el exquisito detalle con el que interpretan a Bach: un intachable respeto por la partitura original junto a una admirable pulcritud en la ejecución, sumados a cierta suavidad, una sutil elegancia y una especie de etéreo y oriental equilibrio de energía y dulzura hacen de su interpretación de las cantatas de Bach una auténtica delicia.
La dirección de Masaako Suzuki mantuvo un gesto discreto pero cargado de energía, con una elección de tempi muy acertada –y que impartió, sin darle importancia, una lección maestra de cómo debería ser siempre un Andante–.
En cuanto a los solistas, la soprano inglesa Carolyn Sampson cantó con voz ligera, cuerpo suficiente, agudos cómodos sin estridencias y cuidado estilo, pero no emocionó. El joven Alexander Chance, también inglés, destacó con su brillante voz de alto, con un color ligeramente más femenino que la habitual andrógina voz de los contratenores y que utilizó con especial atención al fraseo. Destacó Chance en el aria “Betörte Welt, betörte Welt!” de la cantata BWV94, en un delicadísimo dúo con la flauta traverso –que también tuvo un especial protagonismo en el primer coral de esta cantata, con un sonido limpio, timbrado y redondo–. Ambos solistas, Chance y Sampson, protagonizaron el duetto más hermoso de la velada –“Wir eilen mit schwachen, doch emsigen Schritten” de la BWV78–, de gran riqueza contrapuntística y melismática.
El tenor solista fue el alemán Benjamin Bruns, de voz liviana y bien proyectada, con un registro grave poco presente y un agudo que enseguida tendía al falsete, pero de muy buen desempeño. Preciosa el aria “Man halte nur ein wenig stille” de la cantata BWV93, donde Bruns cantó con elegancia y primorosos pianos, así como el dúo con el alto “O Menschenkind, hör auf geschwind” de la BWV20, con cuidada articulación y bien dosificada energía.
El bajo alemán Christian Immler lució una voz clara, casi abaritonada, pero con profundidad y unos graves poderosos y llenos de armónicos. De entre sus intervenciones, es necesario destacar el aria “Wacht auf, wacht auf, verlornen Schafe” de la BWV20, aunque más por la destacada participación del trompetista que del cantante.
Respecto al conjunto instrumental, además de las acertadas intervenciones de flauta y trompeta, también cabe subrayar la participación de los oboes, líricos y acertados, y del continuo, siempre atentos a la articulación.
El coro, formado solo por 21 componentes, sonó con empaque, potente y bien armado, pero con buen gusto. Muy destacables los coros finales de las cantatas BWV93 y BWV78, de gran riqueza musical, que permitieron disfrutar de la verdadera esencia de Bach y donde se pudo ver a fondo el auténtico trabajo de Bach Collegium Japan, tan bien elaborado como el mejor whisky japonés.
* Crítica publicada en www.naiz.eus el 12/08/2024