Clásica y Ópera: lo mejor de 2022 para Klassikbidea
JOSEBA LOPEZORTEGA
2022 ha recorrido, con lentitud y no pocas reservas, el camino a la normalidad con la celebración de las numerosas citas musicales que se han celebrado en Bilbao y en otras localidades vascas. Algunas de estas citas han sido muy interesantes, pero quiero comenzar por destacar algunos aspectos del año que, en buena lógica, quedarán en la memoria de las personas aficionadas. Queda fuera de mi lista, pero cómo no recordar que el Conservatorio de Bilbao también celebraba este año su centenario.
Centenario de la BOS
La Sinfónica de Bilbao, BOS, celebró el principal programa conmemorativo de su Centenario con la presencia en el podio de Leonard Slatkin. En los atriles, la Segunda Sinfonía de Gustav Mahler. No me convenció la versión del veterano maestro angelino, ni llegué a entender por qué no dirigía el director titular, Erik Nielsen (¿para qué un titular, si no dirige el Centenario?), pero el público acudió al Euskalduna en gran número y la Resurrección aportó su efectividad y su solemnidad con la noble Sociedad Coral, tan estrechamente vinculada a la BOS a lo largo de muchas décadas, Miren Urbieta-Vega y una imposición de Slatkin, la mezzo Isabelle Druet, que ni se acercó a las interpretaciones de esta obra escuchadas en Bilbao de la mano de Monica Groop o Ainhoa Zubillaga, entre otras.
Tutto Verdi
El segundo acontecimiento es la culminación del ciclo Tutto Verdi, pilotado por ABAO Bilbao Opera. Por encima de sus aspectos controvertibles, ya suficientemente expuestos desde esta y otras esferas, el objetivo ambicioso se ha cumplido y la bandera de ABAO luce clavada -y bien clavada- en lo alto de la larga escalada. Se ha disfrutado de las grandes óperas de Verdi y también se ha entendido por qué algunos títulos verdianos están simplemente desechados por los teatros, pero incluso en estos títulos se ha ofrecido una buena calidad media, considerando ciertamente que las expectativas no eran las mejores.
Sociedad Coral de Bilbao
Pude viajar con la Sociedad Coral a Murcia, a escuchar el estreno del Stabat Mater de Manuel Moreno-Buendía. Disfruté de la obra, realmente muy interesante, y mientras la escuchaba pensaba -con una combinación de tristeza, rabia y resignación- que es muy difícil que lleguemos a escucharla en Bilbao, empecinados como estamos -y no sólo en Bilbao- en volver a programar vez tras vez la Novena de Beethoven, el Requiem de Mozart, el Mesías de Haendel, Carmina Burana de Orff o la Resurrección de Mahler, por ceñirme al terreno sinfónico-coral.
Pero sobre todo pude tomar el pulso de una organización musical grande y compleja, la Coral, en un viaje a un territorio infrecuente. Me impresionó cómo era recibida y aplaudida, sin reservas. Poco antes, en Musika Música, me había acercado a escuchar a algunos de los muchos niños y niñas a los que baña la música gracias a la mirada y el admirable trabajo inclusivo de la Coral con su programa Eskolan Kantari. Este de los niños y niñas fue un momento precioso y emocionante del año que termina.
Mejor concierto
He dejado para el final los que creo mejores concierto y ópera del año en este nuestro territorio vasco de taifas. El mejor concierto que he escuchado, la Séptima de Mahler con la Filarmónica Checa y Semyon Bychkov. Fue un concierto simplemente fantástico, celebrado en el seno de una Quincena Musical de San Sebastián siempre atractiva, pero con una personalidad cada vez más diluida. La conocida como Canción de la noche sonó luminosa, abierta a la luz, con una asombrosa fluidez. Lejos de los oscuros presagios con los que muchas veces se entiende, aborda y ejecuta.
Mejor ópera
I Puritani, en la temporada de ABAO Bilbao Opera, triunfó justificadamente con unos fabulosos Jessica Pratt y Xabier Anduaga, protagonistas en un elenco interesantísimo. Difícil comenzar mejor una temporada de ABAO. También ha sobresalido en 2022 La clemenza di Tito. La traigo a colación porque Anduaga y Vanessa Goikoetxea, que estuvo fabulosa como Vitellia, cantarán pronto Così también en Bilbao. Euskadi disfruta de muchas y muy buenas voces en este momento. Este hecho no puede circunscribirse a 2022, naturalmente, pero creo oportuno destacarlo.
PABLO CEPEDA
La oferta cultural a lo largo de 2022 ha salido, no sin dificultades y peajes, de las dificultades de los últimos años y nos ha regalado conciertos de gran nivel. Estos son algunos a los que he podido asistir, en orden cronológico.
La clemenza di Tito
Comenzaba el año con una producción de ABAO que frente a viento y marea, los límites a los desplazamientos y limitaciones de aforo de 800 personas para Euskalduna llevó a escena La Clemenza di Tito de Mozart, una ópera nunca antes representada en Bilbao con una actuación estelar de la soprano Vanessa Goikoetxea bien secundada por el resto del elenco artístico y con la Euskadiko Orkestra en el foso bajo la batuta de Ricardo Frizza y el fortepiano de Richard Baker completando una cuidada labor instrumental.
La “Resurrección” del Centenario de la BOS
El 11 de marzo la Orquesta Sinfónica de Bilbao cumplió 100 años, todo un hito en la vida cultural de la villa por lo que de luminaria tiene un siglo de música. Un tesoro de arte y dedicación que agradecer a tantas personas involucradas y del que estar orgullosos. La celebración contó con un gran maestro como Leonard Slatkin. Bajo su batuta la BOS y la Sociedad Coral de Bilbao ofrecieron una Sinfonía “Resurrección” de Mahler emocionante, rica en matices y que nos regaló un emocionante viaje colectivo cuya apoteosis final (con el maravilloso órgano del Euskalduna) ha quedado grabado en mi mente.
Concierto de Juan de la Rubia
Euskadi es una referencia en cuanto a festivales de órgano con una actividad de calidad en los tres territorios. El pasado 11 de junio Juan de la Rubia ofreció sus improvisaciones acompañando el filme de cine mudo Faust (W. Murnau, 1926) en el órgano Melcher de San Pedro de Vitoria dentro del XXXVI Festival de Órgano de Álava. Un viaje musical realizado de manera minuciosa, con leitmotivs estimulantes y una continuidad musical que complementan este filme mítico de manera natural.
Michel Bouvard
Continuando con este instrumento, el ciclo de órgano de Quincena Musical donostiarra presentó un plantel de artistas de primer nivel como no se recuerda en muchos años. Michel Bouvard, profesor de órgano hasta hace poco en los Conservatorios Regional de Toulouse y Superior de París aprovechó el 200 aniversario del nacimiento de Cesar Franck (1822-1890) para ofrecer un concierto monográfico en el órgano Cavaillé-Coll Mutin de la iglesia de San Vicente en la parte vieja donostiarra. Un concierto lleno de detalles de calidad que denotan una lectura musical rica y meditada de un repertorio que ha grabado recientemente.
Iryna Aleksiychuk
Termino con un concierto que trasciende o musical y pretende ampliar la mirada desde un evento concreto. El pasado día 16 la compositora, pianista y organista ucraniana Iryna Aleksiychuk, refugiada entre nosotros, ofreció un concierto de órgano en la iglesia de San Pedro de Sopelana. El concierto en lo musical estuvo muy bien, máxime teniendo en cuenta que Aleksiychuk hacía casi 30 años que no toca el órgano y que su actividad principal es la composición (en el Certamen Coral Internacional de Tolosa se ha interpretado su música). Traigo aquí su concierto por lo que tiene de simbólico del arte frente a la guerra, del espíritu humano de crecerse ante las dificultades y porque esa tarde me pareció que la música era más necesaria que nunca.
NORA FRANCO MADARIAGA
Revisando los conciertos de este 2022 que ya acaba, recuerdo cómo empezó el año aún con aforos reducidos y mascarillas y se me hace muy lejano, casi como el nebuloso recuerdo de un mal sueño, pero fue muy real. Ha sido un año largo, a caballo entre los rigores pandémicos y esta delicada normalidad, donde la música ha peleado con ahínco por devolvernos la confianza, las ganas y la esperanza. Es una pelea que aún no está ganada, pero la música está ahí, y nos ha dejado grandes y vitales momentos para recordar.
Sinfonía número 2 de Mahler, Centenario de la BOS
El primero de los conciertos que merecen un recordatorio especial es el del centenario de la BOS. Una fecha como esa merece ser celebrada, y la orquesta bilbaína lo hizo de la mano con la Sociedad Coral de Bilbao y bajo la batuta del prestigioso Leonard Slatkin, interpretando la Sinfonía nº2 de Mahler, Resurrección, que, con ese título, significó un chute de energía e ilusión para todos los que nos dedicamos a esto de la música y, creo, también para el público asistente. A la emocionante música –¡y qué música!– se le unió la indescriptible sensación de, por primera vez en demasiado tiempo, interpretarla hombro con hombro, sin restricciones de número, distancias, o mascarillas. Una resurrección literal que auguró también –espero– un nuevo y próspero siglo a la orquesta.
La tabernera del puerto en Quincena Musical
El segundo y –para mí– gran concierto de este año, tuvo lugar en la Quincena Musical Donostiarra: La tabernera del puerto. Hay obras que están irreprochablemente bien escritas, pero tuvo que llegar a Donosti una orquesta de Bilbao –la BOS–, una versión concierto y un director –Unai Urrecho– desde la otra esquina del mundo –Corea– para que nos diésemos cuenta. La versión concierto, para liberar la música de distracciones y darle la relevancia merecida; el director, para analizar la obra con la distancia –si no emocional, al menos física– necesaria para despojarla de prejuicios y apreciar la magistral partitura; la orquesta de Bilbao porque, para interpretar música de foso, aunque sea desde el escenario, la BOS es una verdadera especialista. Un concierto que, con las voces de Miren Urbieta-Vega y Andeka Gorrotxategi, puso la zarzuela en el lugar de honor que le corresponde.
Erkoreka y Schoenberg en Quincena Musical
En tercer lugar he de destacar otro concierto de muy distinta factura pero verdaderamente magnífico en su concepción como arte global. Lo realizó un pequeño grupo camerístico de la Bilbao Sinfonietta en el ciclo de música contemporánea de Quincena a las órdenes de Iker Sánchez tocando Ametsak de Gabriel Erkoreka –incluyendo el estreno de la tercera parte– y Pierrot Lunaire de Schoenberg –donde brilló la espectacular capacidad interpretativa de la soprano Claire Michel de Haas–. Un concierto que unió magnífica música, una gran comprensión de las obras, una acertada puesta en escena y una atmósfera adecuada. Sin duda, una fabulosa forma de entender la –a veces difícil– música contemporánea.
El Señor de los Anillos: la Comunidad del Anillo
En cuarto lugar, creo que es de recibo mencionar la reciente interpretación por parte de la BOS y los tres coros de la Sociedad Coral de Bilbao –infantil, juvenil y sinfónico– de la banda sonora de El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo en directo durante la proyección de la película. Seguramente hay bandas sonoras de mayor calidad sinfónica, se puede discutir también la idoneidad de un espectáculo de este tipo en temporada de abono, pero lo que es innegable es el poder de atracción del universo Tolkien, y conseguir llenar el auditorio del Euskalduna dos días consecutivos es un gran logro. Además, por qué negarlo, fue un gran disfrute.
La Sinfónica y la Banda Municipal de Bilbao, juntas en concierto
En último lugar un concierto que llega a este resumen por los pelos, porque se estaba interpretando apenas hace unos días: el concierto de Navidad dentro de la temporada de abono de la BOS, que reunió sobre el escenario del Euskalduna a la Orquesta y a la Banda Municipal de Bilbao, cada una celebrando un especial aniversario –100 y 125 años respectivamente–. El concierto estuvo dirigido por José Rafael Pascual Vilaplana, titular de la banda, pero quien también ha dirigido a la orquesta en varias ocasiones. Además, durante la velada se estrenó una magnífica obra de Ricardo Molla para trompeta, trombón y orquesta, interpretada por Esteban Batallán y Alberto Urretxo. Un auténtico lujo para cerrar el año.