The Town Hall Tradition
San Sebastián, 04/08/2023. Catedral del Buen Pastor. Ciclo de órgano de la Quincena Musical Donostiarra. Thomas Trotter, órgano. Çoncierto en la menor según Vivaldi BWV 593 de Johann Sebastian Bach, Partita sobre ‘Nun freut euch’ de Lionel Rogg, Three jazz preludes de Johannes Matthias Michel, Musica Ricercata (Selección. Transcripción: T. Trotter) de György Ligeti, The question – The answer de William Wolstenholme, Obertura de “La gazza ladra” (Transcripción: T. Trotter) de Gioachino Rossini.
Pablo Cepeda /
El ciclo de órgano de la Quincena musical donostiarra reúne desde hace 39 años a destacados organistas en torno a la magnífica colección de órganos, principalmente románticos franceses, que adorna el patrimonio musical de Gipuzkoa. Entre tantos y tan buenos instrumentos de este género, típicos de la 2º mitad del XIX, destaca el órgano de la Catedral del Buen Pastor, por dos motivos: fue construido en 1954 por Organería Española S.A. (O.E.S.A.) en estilo neoclásico, y es el mayor órgano en funcionamiento en España, con de 5 teclados y pedal y 105 registros (V P/105)
En los últimos años este instrumento ha ido profundizando a través de los diferentes programas ofrecidos en el género de las transcripciones. A ello ayuda su enorme paleta sonora y la existencia de un combinador secuencial que puede memorizar todas las registraciones y haciendo que aparezcan en el momento oportuno, permitiendo un gran número de cambios tímbricos con total facilidad.
Es en esta línea programática que cabe encuadrar el concierto ofrecido por el británico Thomas Trotter (1957-), organista municipal de Birmingham bajo el título de “The Town Hall tradition”. En lo que nos concierne, los ayuntamientos en Reino Unido van más allá de ser un mero edificio administrativo. A lo largo del siglo XIX algunos de ellos fueron dotados de órganos “civiles” de concierto, en línea con la finalidad cultural de estos edificios, inmersos en una creciente cultura del ocio en las ciudades. En definitiva, y volviendo a nuestro concierto Trotter presentaba un programa diseñado para entretener y alimentar musicalmente a partes iguales.
Comenzar un concierto de órgano con un concierto de Vivaldi trascrito por de Bach viene a ser una apuesta segura. El órgano del Buen Pastor contiene un buen número de registros de mixturas, no sólo brillantes por naturaleza, sino también afilados como cabe esperar de un órgano neoclásico. La interpretación que ofreció Trotter vino definida en buena medida por dos elementos relacionados: una articulación ligera, pero con el suficiente peso en las notas y una registración prudente coronada en un lleno discreto, que aportó brillo, pero manteniendo inteligible la música y otorgara precisión a las líneas musicales, primando la unidad más que el contraste entre episodios. En el Adagio central, construido las más de las veces sobre dos voces, Trotter se recreó en las posibilidades expresivas del contraste entre el ligero timbre de la flauta y la presencia del principal consiguiendo un momento de gran intimidad, sólo roto en parte por el ruido de la lluvia que caía sobre los tejados. Su 3er movimiento se movió en parámetros similares al primero, aunque la registración fue algo más cargada en sus extremos (lengüetas en el pedal y mixturas en los manuales) y por momentos el sonido de la mano derecha parecía fuera del discurso al subir de tesitura por su excesivo brillo.
La Partita sobre ‘Nun freut euch’ de Lionel Rogg fue un excelente menú degustación en el que mostrar un buen número de combinaciones sonoras del instrumento. Tras la presentación del coral armonizado con armonías inusuales, pero al mismo tiempo atractivas, muy en el estilo habitual de su autor, el Bicinum se articuló con sendas registraciones de lengüeta y mutación. Con algo más de cuerpo sonoro el Canon mostró el tema en aumentación y disminución. El Presto dio pie a que Trotter mostrara su virtuosismo en unos pasajes que venían con una sonoridad ligera propia de los órganos de arca que vemos en los conciertos de música antigua. Tras el Recit, de largos y libérrimos trazos, ejecutado como el resto de la partita con limpieza y decisión, llegó la Passacaglia, a la manera clásica, esto es, con el tema en el pedal y que tuvo un desarrollo muy coherente, desembocando sin solución de continuidad en una vertiginosa y pegadiza Toccata que llevó al órgano por primera vez a un cierto clímax.
Tras estas dos piezas de métrica regular, Trotter mudó de piel con facilidad para ofrecernos Three Jazz Preludes del compositor alemán Johannes Matthias Michel (1962-), con un 1er movimiento (Swing Five) tan marcadamente rítmico como libre en su agógica. La Bossa Nova fue más mecida que bailada, con un peculiar encanto al recorrer diversas sonoridades (clarinete, corneta,…) en una suerte de cantilena. Afro Cuban, con hechuras de toccata moderna y ciertas dosis de sorpresas por el camino nos llegó en una interpretación llena de energía y carisma.
Siguió música del s. XX, más concretamente, Ligetti con una selección de su Musica Ricercata, escrita originalmente para piano, pero algunos de cuyos movimientos vienen tocándose al órgano con bastante éxito.
En esta selección pudimos apreciar la capacidad camaleónica del organista a lo largo de sus movimientos. Si el III se basa en un ostinato que recorre timbres muy diversos, enlazados con precisión entre los diferentes teclados y una articulación nítida, el IV tomó forma de evocación poética, con ciertos aromas del órgano de feria que indica su título y unos rubatos que llamaban y despedían de la escena musical un vals figurado. Con el movimiento VII llegó un momento muy destacado del concierto: un ostinato preciso sobre el que se alzó una melodía mediante un timbre sintético, misteriosamente atractivo mientras el pedal, con una registración ligera, realizaba un canon. Fue un momento lleno de magia sonora como recuerdo pocos en este instrumento. Nuevamente, cambio de rol para abordar el mov. VIII, con trompetería, pleno de energía y acentos antes de la escena final: el mov. XI, instalado en una atmósfera etérea y juegos levemente mordientes.
Cambiando completamente de escenario llegó el turno de la música inglesa, en este caso de la mano de William Wolstenholme (1865-1931), organista invidente cuya pareja de obras más exitosa pudimos escuchar. The question – Answer (La pregunta – Respuesta) pertenecen a un género de música muy popular en la época Victoriana, destinada a alimentar los miles de instrumentos construidos en ese periodo y que tienen cierto aroma de música de salón, victoriano por supuesto. La pregunta consta de un breve motivo de raíz romántica, con ecos guridianos. La respuesta es algo más danzante, al tiempo que decidida, como corresponde a su título, con una forma rondó y mayor desarrollo que el movimiento previo. Trotter se recreó con libertad, trazando bellos fraseos, casi como en una propina. La música invitaba a ello y las campanas del Buen Pastor se sumaron marcando las nueve de la noche, acompañando los últimos compases.
Llegó Rossini y con la popular obertura de La urraca ladrona se destapó la capacidad orquestal del órgano del Buen Pastor con el organista a la batuta, imprimiendo carácter a cada pasaje. Cada tema nos vino servido respectivamente en una registración característica, hasta llegar a los típicos crescendos rossinianos, en los que Trotter sumaba o retiraba nuevos registros a cada accionamiento del pistón del combinador en el que había preparado secuencialmente todos los planos sonoros (que fueron muchos y necesarios y oportunos). La precisión y el control de los recursos fue una vez más la nota dominante de su interpretación.
Una propina cerró este primer concierto del ciclo de órgano en la ciudad, con la catedral completamente llena en su parte central y cuyo público aplaudió con ganas a lo largo de todo el concierto.