Pasea por el parque de Doña Casilda con su perra Frida, una preciosa labrador chocolate, y en los veranos disfruta en ese parque de la sombra de un gran castaño de Indias que es, probablemente, el eje de su rincón preferido de la villa. Por esos vericuetos del parque disfrutaba de niño montado en un triciclo de alquiler, de los sin frenos. Y así ya queda dicho: es bilbaíno.
A partir de los 14 años empezó a participar en combos de rock, cantando y tocando el saxofón, y así ha continuado hasta el día de hoy, aunque explorando distintos estilos, desde el jazz hasta el soul pasando por el blues o el funk. Se define como un músico amateur, pero siempre ha procurado tener una actitud profesional ante la música. Y como oyente siempre vuelve a Bach. Las Variaciones Goldberg ejercen un gran influjo sobre él, y si además las escucha a través de la interpretación de Glenn Gould -en su segunda versión, puntualiza-, se siente transportado a un lugar seguro y alejado de cualquier preocupación.
En estas fechas impulsa Konpartitu.
¿Cómo surge Konpartitu?
La idea había estado pululando en mi mente desde hace mucho tiempo. Se podría decir que en último término se me ocurrió plantear una serie de actividades en las que mostrar de forma equilibrada un contenido teórico que se viera reforzado por la interpretación musical en directo. La razón es que me preocupa mucho la didáctica de la música y que esta sea transmitida al público de la forma más amena posible, y yo no encontraba ese equilibrio. La forma más natural de proceder me pareció el pasar a la acción y realizar una propuesta a mi gusto, dentro de mis posibilidades.
¿Se dirige a un tipo de público específico?
En principio las propuestas van dirigidas a cualquier tipo de público con una mínima curiosidad por la música. Se ha buscado en el programa el rigor teórico, pero también el concepto de espectáculo, las actividades tienen lugar sobre el escenario de la Sociedad Filarmónica, sería un desperdicio no aprovechar la ocasión para que suene la música en directo.
El primer programa de la actividad demuestra músculo y parece reclamar continuidad.
Por supuesto, esto es el principio del camino. Hay una cantidad importante de ponentes potenciales, el mundo está lleno de buenos músicos y de buenos comunicadores. El público merece el acceso a una información de interés, a una educación a lo largo de la vida que enriquezca sus puntos de vista. Con una actitud positiva y abierta, cualquier actividad didáctica hecha desde el entusiasmo y el rigor tiene que ser acogida positivamente por el público. Esa es al menos la intención de Konpartitu, la captación continuada de público. Cuantas más personas disfrutemos con la música, tanto mejor.
¿Por qué en la sala de la Filarmónica?
Creo que la Sociedad Filarmónica y Konpartitu estaban condenados a entenderse. La sala de la Sociedad se diseñó específicamente para albergar conciertos, tiene además una acústica envidiable y es una sala bella. Además tiene un aforo muy interesante, 930 localidades, que permite albergar proyectos de una cierta envergadura. Cumplía todos los requisitos para captar mi interés.
Konpartitu es además un proyecto pensado por un melómano y dirigido a melómanos. No se me ocurría mejor lugar para llevarlo a cabo.
Falta esperar a que la acogida del público sea buena.
La acogida está siendo muy buena, creo que hay una gran cantidad de personas en Bilbao que tienen un amor sin límites por la música y con la dosis justa de curiosidad por este tipo de contenidos que a nosotros nos encanta. Para ellos está hecho este ciclo.
Su iniciativa contribuye a difundir la música clásica en Bilbao, ¿cómo percibe la situación de la ciudad en términos musicales?
Creo que en Bilbao hay una muy buena programación musical en general, y no solo me refiero a los géneros clásicos sino también al jazz y al rock. Existen múltiples escuelas de música y en general hay mucho interés por la práctica musical.
Creo sin embargo que hay dos factores en los que habría que mejorar. Uno es que Bilbao merece un centro de estudios musicales superiores. Musikene debe tener una sede en Bilbao. Es básico para que se multiplique la posibilidad de que surjan músicos profesionales en nuestro entorno más inmediato.
Otro de los factores a mejorar tiene que ver con las políticas de captación de público. Durante muchos años se ha fiado la suerte de las propuestas musicales a la calidad de la oferta. Se ha creído que si se programaba cualquier cosa con calidad el público iba a venir solo. Y no es necesariamente así, es obligación de los programadores el que hagamos que la experiencia de asistir a un concierto, o una actividad como la que propone Konpartitu, sea lo más placentera posible: que el acceso sea fácil, que las actividades comiencen puntualmente, que el público esté bien informado. En fin, creo que hay mucho trabajo todavía que desarrollar en ese campo.