Deia: Luces largas
Asier Vallejo Ugarte
Hasta once conciertos ofrecerá en Bilbao la Sinfónica de Euskadi durante la temporada 2015-2016, que se presentó el pasado cinco de junio. Jun Märkl, su nuevo titular, se hará cargo de cuatro de ellos, mientras que Andrey Boreyko, su director principal invitado, lo hará solamente de uno. Cada vez está más claro que una temporada de calidad se construye no sólo a base de grandes nombres, sino también de grandes programas. Es ahí donde la OSE vuelve a poner los focos, y con luces largas. Además de dos estrenos de Luis de Pablo e Iñaki Estrada, tenemos propuestas de enorme interés como el Kullervo de Sibelius, los Cinq chants des Pays Basques de Joseph Canteloube, la infrecuente Serenade de Bernstein y varias muestras del mejor Ravel para orquesta: Daphnis et Chloé, el Concierto para piano en sol y los Valses nobles et sentimentales. El Concierto para violín de Berg y el Concierto para violonchelo n° 2 de Shostakovich son dos composiciones que se han escuchado recientemente en el Euskalduna, pero ya es hora de recibirlas con la misma naturalidad con que se reciben las obras concertantes de Beethoven, Schumann o Brahms. Sí pueden desbordar dos sinfonías de Bruckner en dos programas consecutivos, preliminares de un final de temporada (de abril a junio) trepidante en lo sinfónico: Séptima de Sibelius, Quinta de Beethoven, Cuarta de Mahler, Tercera de Brahms y Quinta de Prokofiev.
Sorprende la escasa presencia de solistas de gran renombre, pues suelen ser la sal de las temporadas. Puede que la más conocida sea Ingrid Fliter, que es una pianista notabilísima, pero faltan un Nelson Freire, un Daniel Müller-Schott, una Elisabeth Leonskaja o una Hélène Grimaud, solistas que han tocado con la orquesta estas últimas temporadas y a los que se volvería a recibir con los brazos abiertos. Así que habrá que dejarse impresionar, como impresionó a muchos la georgiana Tamar Beraia (1987) en la final de la pasada edición del Concurso Paloma O´Shea de Santander, donde hizo un espléndido Emperador de Beethoven con el que se llevó el tercer premio, y acaso pudo merecer mucho más. Esta vez hará el Concierto para piano n° 4 del alemán, completando con Petroushka de Stravinsky un programa que, dirigido por Jun Märkl, promete ser uno de los más atractivos y excitantes de la nueva temporada.