Joseba Lopezortega /
Conozco algo de Fair Saturday desde hace tiempo a través de Nora Franco, una de sus impulsoras y colaboradora de cabecera de Klassikbidea. Nora Franco es incansable: viene y va, canta y escribe, estudia y enseña, aprende y crea, y todo eso lo hace a la vez y a un buen nivel. Es el tipo de persona que algunos podrían definir diciendo “está un poco loca”, pero la cuestión es: ¿qué tipo de personas podrían definir como “loca” a una persona por hacer todas esas cosas? Las personas que apenas hacen nada, las personas sin color (no me vale decir grises, pues los grises son colores maravillosos), los anodinos, quienes jamás han madurado en su cabeza una locura. Ni siquiera en su infancia, cuando tantas cosas están sin deshojarse y todo parece perenne y, sin embargo, no lo es. Hay pocas cosas perennes y una de ellas es, precisamente, la locura. Saber eso –y atesorarlo como algo irrenunciable– es el secreto de una vida fértil y rica en valores.
Así que la vinculación de Nora Franco con Fair Saturday es natural, se diría que inevitable o predestinada, porque Fair Saturday es precisamente una locura. Lo es por soñar que pueda haber gente interesada en poner su arte, su trabajo y su conciencia al servicio de una causa solidaria; lo es por desear sumar en torno a un ideal sensibilidades e ideologías dispares; lo es por su vocación de reivindicar el arte y la cultura como activos esenciales de la condición humana; lo es por enunciar que arte y cultura son transfronterizos, y que son más próximas entre sí las personas unidas por la cultura o la solidaridad, de cualquier procedencia y con cualquier pasaporte, que unos vecinos de escalera absortos en otros valores (o hundidos en su carencia) por el hecho de ser vecinos.
Fair Saturday es el salto vehemente desde de la orilla de la lógica a la orilla de la locura, que es tan fértil y frondosa cuando se alcanza. Desde una perspectiva lógica, Fair Saturday hubiera permanecido anclado en el ámbito de la utopía, pero ha saltado más lejos y merece por ello la más calurosa de las felicitaciones. Se ha materializado. La locura Fair Saturday es una llamada, un corno primitivo resonando para que las personas salten sobre un ancho Eufrates al reencuentro de un lugar en el que campan los valores esenciales de nuestra civilización, que son la empatía, la solidaridad, el arte y la cultura. Todos estos valores sobrevuelan legislaturas, ciclos monetarios y generaciones. No es extraño que las personas guerreemos, siendo como somos animales, lo extraño es que sepamos arrinconar las armas para cantar un Gloria. Cantando juntos vencemos a las guerras, y por eso la barbarie arremete, no muy lejos, contra los símbolos milenarios de la civilización y la cultura. Son las fuentes de las que brota el agua que verdaderamente les arrastra al fondo de la historia.
Así que cuando surgió la posibilidad de colaborar con Fair Saturday a través de Klassikbidea ni nos lo pensamos: a tope, naturalmente, #wearefair. Y vemos cómo Fair Saturday crece y va incorporando al bando de los locos a tantas y tantas personas y organizaciones que anhelan precisamente locura, atrevimiento y empatía, y nos alegramos. Y hemos querido presentar el nuevo diseño de Klassikbidea con este post, empapados en los valores de Fair Saturday y en su militancia en la cultura y en el respeto y la pasión por los otros. En una escala menor, y en una parcela realmente muy acotada, Klassikbidea es también una locura. Pues viva el delirio. Nuestro primer anuncio como “medio colaborador” en la historia de Klassikbidea es también para Fair Saturday.
Si Nora Franco puede, que seguro que sí ya que por algo está enferma de bendita locura, pronto os comentaremos cosas de Fair Saturday en esta revista. Informaremos principalmente de las actividades musicales, pero nuestro apoyo es global e incondicional. Arte y cultura son un arca navegando con obstinación en las aguas de un diluvio, y la música, la fotografía, las artes plásticas, el teatro y todo lo relacionado con la creatividad y la expresión que converge con los valores invocados por Fair Saturday, todo eso comparte ese arca y comparte la frágil y maravillosa experiencia de una travesía de rumbo imprevisible, pero que en sí misma merece la pena, porque nos humaniza y nos recuerda el valor irrenunciable y esencial del viaje al encuentro de nuestra propia y común locura.