Joseba Lopezortega /
Incluso antes de desplegarse, el programa de mano de Musika-Música es grande como una carta de navegación. 75 conciertos en tres días precisan un mapa ordenado e inevitablemente amplio que permita guiarse entre tantas distintas ofertas, así que el primer gran triunfador del festival es el papel, que es el lazarillo inexcusable hacia la música.
Elegir entre una oferta tan amplia y concentrada no es sencillo, e implica inevitablemente dejar de lado opciones de gran interés. Supongo que lo ideal para disfrutar intensamente de Musika-Música sería no tener obligaciones ni laborales ni familiares, encerrarse en el Euskalduna el viernes por la tarde y recorrer salas y horarios hasta el anochecer del domingo, pero debo reconocer que me cuesta asimilar la música que escucho a partir de un cierto grado de atención, así que mi recomendación global es seleccionar cuidadosamente para así atender los conciertos en las mejores condiciones.
Nada de empachos. Creo que Josune Ariztondo, máxima responsable de Bilbao 700, apuntaba en esa dirección cuando en rueda de prensa, respondiendo a la pregunta de una periodista, decía que los miles de asistentes de 2015 no eran una cifra a batir. Me parece muy importante subrayar esto. El éxito o el fracaso de Musika-Música 2016 no puede medirse por el número de asistentes, sino por su empaque y solidez como oferta cultural abierta a un público plural y heterogéneo. Valen tanto 20 personas escuchando el maravilloso Cuarteto con pìano de Richard Strauss como centenares atendiendo al popular programa de apertura del festival, con Yaron Traub dirigiendo conocidos fragmentos wagnerianos.
Mis cinco propuestas se corresponden con los cinco programas sobre los que escribiré para la revista Mundoclasico, estirando al máximo mi tiempo y la flexibilidad y complicidad de mi familia. También son el resultado de una predilección: esta edición permite acercarse mucho a Richard Strauss, en lo musical un grande entre los grandes.
Aquí están mis propuestas.
Nº 4: Camerata Royal Concertgebouw Orchestra, Lucas Macías, oboe y director
Richard Wagner: Idilio de Sigfrido; Richard Strauss: Concierto para oboe y pequeña orquesta, opus 144
Si esta edición de Musika-Música es un “puente para románticos”, el Idilio de Sigfrido podría servir como su clave de bóveda. Por su música, pero también por las legendarias circunstancias genéticamente románticas que rodean su creación y primera audición, el Idilio es una de las joyas de la edición, y estará servido por una formación magnífica, Camereta RCO, integrada por miembros de la Royal Concertgebouw, sin duda una de las mejores orquestas del mundo. Su versión de la Sinfonía nº 9 de Mahler con reducción de Klaus Simon y dirección de Gustavo Gimeno es soberbia, sencillamente, como lo es su grabación del Quinteto para clarinete de Mozart con el clarinetista de la formación Hein Wiedijk.
En Bilbao la Camerata RCO complementa este programa con el Concierto para oboe de Strauss, una obra escrita en la última etapa de la vida del compositor, en 1945, cuando se amoldaba a los vientos reinantes en la Alemania de postguerra y sonreía a las potencias vencedoras con su acomodaticia y camaleónica sonrisa. Dirige y toca el oboe Lucas Macías, solista de la Orquesta del Concertgebouw, discípulo del mítico oboísta Heinz Holliger y concertista de prestigio internacional. Un lujo de programa.
Nº 2: Orquesta Sinfónica de Euskadi, José Miguel Pérez Sierra
Richard Wagner: Preludio y Muerte de Isolda, de “Tristán e Isolda”; Richard Strauss: “Muerte y transfiguración”.
El Preludio y Muerte de Isolda, de “Tristán e Isolda” de Wagner, es otro monumento musical cumbre del siglo XIX. Exigente hasta el extremo en calidad interpretativa, el Preludio es un fragmento que conserva todavía hoy en día valores de una modernidad casi radical en armonía y tonalidad. La célebre Liebestod, aunque escrita originalmente en la ópera para soprano y orquesta, es habitual como pieza sinfónica unida al Preludio y trabaja la tonalidad hasta la extenuación. Sublime.
En esta misma revista, Nora Franco ha descrito a la perfección “Muerte y transfiguración” de Strauss: “poema de Strauss que, a pesar de estar escrito con sólo 25 años, es la mejor metáfora del ocaso de una vida y, por qué no, del propio Romanticismo”.
Nº 16: Orquesta Sinfónica de Euskadi, José Miguel Pérez Sierra
Richard Wagner: Obertura de Tannhäuser; Richard Strauss: Así hablaba Zaratustra, opus 30
Me remito a lo escrito en sus recomendaciones por Pablo Cepeda. La obertura de Tannhäuser es una de las más conocidas e interpretadas de Wagner y “Así hablaba Zaratustra” cuenta con una introducción, “Amanecer”, que goza también de cierta popularidad. Si los músicos se dejan arrastrar por el genio orquestal de Strauss, y Pérez Sierra sabrá incitarles, este poema tonal será otro de los momentos álgidos de la edición, quizá entre los más atractivos para el público entre los poemas sinfónicos programados.
Nº 21: Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, Rossen Milanov, director. Obras de Richard Strauss.
Richard Strauss: Las alegres travesuras de Till Eulenspiegel, opus 28; Cuatro últimas canciones, opus póstuma
“Till Eulenspiegel” es un poema sinfónico libérrimo, un despliegue de creatividad y orquestación, una breve delicia que exige virtuosismo y gran pulso por parte de intérpretes y director. Las aventuras y desventuras de un héroe romántico en quince minutos próximos al paroxismo del juego, juego al alcance de un compositor genial.
De las “Cuatro últimas canciones” se ha escrito todo. Representan una cita con un romanticismo derrotado ya en lirismo, epigonal, testamentario, pero atravesado de una lucidez e inteligencia musicales rayanas en lo increíble. Estas canciones cuentan con el altísimo honor de haber sido estrenadas de manera póstuma por Kirsten Flagstad, la Philharmonia y Wilhelm Furtwängler: que se postren los mitómanos. Después, todos los grandes directores próximos al universo musical de Strauss y las más grandes sopranos (Janowitz, Lisa della Casa, Popp, Schwarzkopf…) la han incorporado a su legado discográfico. Es importante sustraerse a esa aplastante magnitud de la obra para escucharla desprejuiciadamente en directo.
Nº 75: Miguel Ituarte, piano
Schubert: Sonata en la menor, D 845; Sonata incompleta en do mayor, D 840; Fantasía en do mayor, D 760
El piano es uno de los grandes protagonistas de Musika-Música: Judith Jauregui, Abdel Rahman El Bacha, Marta Zabaleta, Antonio Galera y otros excelentes pianistas protagonizan buena parte de los conciertos anunciados, y entre ellos me permito sugerir este último –por su numeración- programa dedicado a Schubert que protagonizará Miguel Ituarte.
Lo componen tres obras exigentes que clausurarán la participación en el festival del pianista, en lo que con gran inteligencia clínica ha definido Cepeda en Klassikbidea como “piano para los muy cafeteros”.