Joseba Lopezortega /
Si existiera en Musika-Música el papel de orquesta anfitriona correspondería a la Bilbao Orkestra Sinfonikoa, no sólo por ser una orquesta a la que sostienen Bilbao y Bizkaia, sino porque no ha faltado nunca en los programas de este evento. Este año protagoniza tres programas de interés, uno de ellos abriendo el festival.
Richard Wagner es el protagonista de la primera comparecencia de la BOS, en la que se interpretarán oberturas y coros de “El holandés errante”, “Lohengrin” y “Tannhäuser”. La orquesta estará en el escenario con la Sociedad Coral de Bilbao y el Coro Easo, con dirección de Yaron Traub. Este tipo de programa puede gustar más o menos, pero será un verdadero placer para la afición y la apuesta es segura: para los coros, a la calidad de la Coral se suma un Easo –más que apreciado en Bilbao– que el pasado septiembre deslumbraba en Bilbao con el “Kullervo” de Sibelius, en la apertura de la temporada de la Sinfónica de Euskadi. La BOS es una orquesta de amplia y antigua tradición wagneriana, pues el compositor de Leipzig es el tercero más interpretado en la serie histórica de la orquesta, sólo por detrás de Beethoven y Mozart e inmediatamente por delante de Guridi. La razón de esa sobresaliente presencia está precisamente en la interpretación de fragmentos como los que constituyen este programa de apertura de Musika-Música. Hay que recordar también que entre los recientes titulares de la BOS están Günter Neuhold, gran conocedor que hizo un excelente concierto de apertura de temporada en la 2013-2014 (¿recuerdan el gran “In fernem Land” que cantó Stuart Skelton?) y anteriormente Juanjo Mena. Como anécdota, la primera obra que interpretó la orquesta bilbaína en la que es su sede oficial fue, precisamente, la obertura de “El holandés errante”, con Juanjo Mena dirigiendo.
La BOS rendirá a un excelente nivel en el concierto, sobre todo porque es una orquesta que tiene razones de gran peso para sentirse cómoda y comprometida con ese repertorio, y porque Yaron Traub, que conoce bien a la orquesta bilbaína, sabrá desplegar todo el poder de sugestión de la música de Wagner. Si sumamos el ambiente abierto y distendido propio de Musika-Música podemos apostar por un concierto de los que crean afición.
La segunda cita de la BOS apunta en una dirección distinta, Richard Strauss: “Don Juan” y “El caballero de la rosa”. El breve poema sinfónico que abre el concierto es una joya abierta a muy diversas ópticas: hay tantas formas de acercarse a la obra como tipos humanos puedan caracterizarse con los afanes, sueños y arrebatos del popular personaje. Si no recuerdo mal, la última vez que la BOS hizo “Don Juan” fue en una excelente prestación con Neuhold. Respecto a la suite de “Der Rosenkavalier” qué decir. Todavía se recuerda la gran interpretación de la BOS en el foso de ABAO también con dirección del maestro Neuhold, en 1999-2000. La suite es, ¿cómo decirlo?, bella y gozosa hasta un extremo que derrota o quizá desprecia las palabras. Es una música mayúscula, hecha para que disfruten juntos público y orquesta, siendo tarea de Traub que la suite que se ofrece resulte también, al mismo tiempo, un catálogo completo de las complejas sonoridades y colores soñados por Strauss para una formación sinfónica. Sin duda, una de las páginas memorables de este Musika-Música.
La tercera y última presencia de la BOS en este Musika-Música es la “Sinfonía Alpina”, también de Richard Strauss. Realmente Strauss no es un músico habitual en los programas de la orquesta, y por tanto tampoco es frecuente escuchar a la BOS haciendo este magnífico poema sinfónico, nítidamente programático, que requiere un gran aparato orquestal al servicio de una orquestación maravillosa. El papel de Traub en este programa es quizá más determinante que en los dos anteriores. De él dependerá, valga el recurso fácil, que la BOS haga cumbre. Si es así, y probablemente lo será dada la inclinación de la BOS a crecerse ante obras de esta magnitud, el público asistente habrá disfrutado de un concierto memorable.