Joseba Lopezortega /
Juan Carlos Matellanes, presidente de ABAO-OLBE, y Cesidio Niño, director de producción y artístico de la Asociación, han protagonizado una interesante rueda de prensa en la que han expuesto con claridad tanto los aspectos artísticos de la próxima temporada, que componen cinco títulos, como los problemas y condicionantes con los que se encuentra la Asociación a la hora de desarrollar su trabajo.
Tras agradecer la colaboración con ABAO-OLBE de empresas patrocinadoras como Fundación BBVA o Iberdrola, entre otras, Matellanes ha apostado por la plena vigencia del modelo de gestión de la Asociación, privada y con apoyos institucionales y empresariales, un modelo que permite que Bilbao cuente en el mapa operístico internacional y que hace de ABAO-OLBE una potente herramienta de producción de cultura y riqueza –el presidente ha empleado la expresión “motor cultural” para referirse a la Asociación–. Así, ha expuesto que la Asociación genera para las instituciones más dinero del que recibe como apoyo para sus actividades, y ha ofrecido cifras porcentuales respecto al peso de ABAO en la recepción de ayudas públicas en el conjunto del Estado. De acuerdo a esas cifras, podría desprenderse que el presidente de ABAO apunta a que organizaciones operísticas españolas se ven muy favorecidas en el reparto de recursos públicos, mientras que ABAO-OLBE estaría siendo perjudicada. Hace un par de temporadas, la Ópera recibió en el Estado 64,800.000 euros de aportaciones públicas, de las que ABAO-OLBE 1,475.000, es decir un 2,3 del total, mientras que habría ingresado en las arcas públicas 1,500.000 euros.
Prosiguiendo con un discurso ponderado, pero de sesgo denso y reivindicativo, Juan Carlos Matellanes ha explicado en qué modo el actual modelo intensivo de explotación del Palacio Euskalduna perjudica las posibilidades de trabajo de ABAO, dada la dificultad de contar con fechas de ensayo adecuadas para el montaje de determinadas producciones, hecho que cierra por completo la posibilidad de contar con directores de escena que no aceptan trabajar en las condiciones extremas en las que debe desenvolverse ABAO-OLBE. En este punto, Cesidio Niño ha expuesto que ABAO-OLBE no puede aspirar a estrenar producciones en las que participa y para cuya puesta a punto serían necesarias entre dos y tres semanas de disponibilidad de escenario. Esto, como puede entender cualquiera que conozca el modelo de gestión del Palacio Euskalduna, es completamente inabordable en la actualidad, y según Matellanes la única solución posible es establecer prioridades. Esta situación la está trasladando ABAO-OLBE a las instituciones involucradas.
En su intervención, Matellanes se ha referido también al programa educativo de ABAO-OLBE, centrado principalmente en ABAO Txiki, cuya programación evitará entrar esta próxima temporada en el entorno de las fechas navideñas al considerarlas saturadas de oferta (inflación ha sido la palabra empleada), y ha insistido en la necesidad de lanzar a la sociedad un mensaje nítido y sostenido: la ópera está viva, es actual y atractiva y ABAO-OLBE trabaja para ofrecerla en Bilbao en las mejores condiciones.
A continuación ha intervenido Cesidio Niño para hablar de los aspectos artísticos de la temporada, que ofrecerá “Lucrezia Borgia”, “La Cenerentola”, “Stiffelio”, “Don Giovanni” y “Andrea Chénier”. “Stiffelio” (última representación en España en 1996) es un paso más hacia la culminación del proyecto Tutto Verdi, para la que restan “I Lombardi” “I masnadieri”, “Alzira” y “Jérusalem”.
En el turno de preguntas el protagonismo ha recaído en la problemática expuesta por ABAO-OLBE al respecto del Palacio Euskalduna.