Deia: “Dorado presente”
Asier Vallejo Ugarte /
Sólo desde la apertura a la novedad se puede garantizar el futuro de cualquier sociedad de conciertos
Es una alegría comprobar que en tiempos tan difíciles la programación de la Sociedad Filarmónica se mantiene fiel a las que han sido tradicionalmente sus señas de identidad, que pasan por buscar un triple equilibrio entre artistas jóvenes y consagrados, entre repertorios conocidos y otros más inhabituales, y entre distintos géneros musicales, desde el recital de piano hasta el concierto con orquesta. Y desde luego, siempre es un placer reencontrarse con nombres que han ofrecido noches memorables estas últimas temporadas: Sokolov es un coloso, no hace falta insistir, pero ahí están también Angela Hewitt, Arkadi Volodos, Isabelle Faust (¡Mendelssohn con la Orquesta Barroca de Friburgo!), Jean-Guihen Queyras, e incluso el Cuarteto Jerusalem, esta vez con un programa más ligero que en sus últimas comparecencias.
Sorprende que nunca hasta ahora haya tocado en la Filarmónica ese pianista enorme que es Pierre-Laurent Aimard, así que su debut es una de las grandes noticias de la próxima temporada. Actuará también por vez primera Rafal Blechacz, ganador del Concurso Chopin de Varsovia en 2005. Merece la pena ver en Youtube el vídeo de la final del certamen, donde interpreta fabulosamente el Primer concierto para piano y orquesta del polaco. De Janine Jansen, encargada de abrir la temporada, nada se puede decir que no se sepa, ya que es una de las grandes violinistas de nuestra época, o quizás podamos decir ya que de todas las épocas. Muchos cuartetos, como siempre, no todos igual de conocidos (Alma, Attacca, Ehnes), pero hay que dejar espacio para las sorpresas. Del Borodin, el Emerson, el Fauré y el Quiroga se espera siempre lo mejor, eso sí, aunque acaso los tiempos de esplendor de alguno de ellos hayan quedado atrás. Donde la temporada se crece respecto a la anterior es en el apartado vocal: Sandrine Piau y Piotr Beczala como cantantes de excepción, a quienes se une, con una carrera que va rápidamente a más, Christiane Karg junto al piano de Gerold Huber.
En fin, demasiados nombres para tan pocas líneas, y además todo está en la web, pero no se puede pasar por alto la presencia en los programas de compositores como Adams, Schnittke, Schulhoff, Szymanowski o Webern, quienes, sin desplazar a los Bach, Mozart, Beethoven y demás irreductibles, demuestran que sólo desde la apertura a la novedad se puede garantizar el futuro de cualquier sociedad de conciertos que aspire a gozar de buena salud.