Ainhoa Uria /
Cuando las cosas se hacen bien siempre quedan ganas de repetirlas por eso de rememorar las vivencias pasadas. Este es el caso del Festival de piano de Andoain, organizado por la Asociación Deiadar, que antes se llamaba Seiasle, y el Ayuntamiento de Andoain, que congregan cada vez a más personas que, en los tiempos que corren, siguen dando una fuerte importancia a la cultura y al arte y sus efectos en personas en edad de crecimiento.
Es la duodécima vez que pequeños y no tan pequeños pianistas se mueven hasta el municipio a llenar de música las paredes de Bastero. El teatro habilita dos salas (el auditorio con un Steinway and Sons gran cola y el Salón de Actos con un Yamaha media cola) por las que simultáneamente pasan cientos de pianistas haciendo sonar obras, tanto de la literatura musical antigua, como Schumann, Chopin o Bach, como nuevas melodías más actuales, como Vinciguerra, Norton o Wedgwood… El festival se divide en tres categorías según las edades y por lo tanto por grupos de niveles de las obras planteadas. Las categorías son: A (hasta 11 años), B (hasta 15) y C (hasta 18).
El número de participantes por edades ha sido: de 6 años 7 participantes / de 7 años 10 participantes / de 8 años 61 participantes / de 9 años 133 participantes / de 10 años 131 participantes / de 11 años 138 participantes / de 12 años 113 participantes / de 13 años 83 participantes / de 14 años 50 participantes / de 15 años 18 participantes / de 16 años 8 participantes / de 17 años 5 participantes / de 18 años un participante, con una campana de gaus que concentra el mayor porcentaje de asistencia entre los 9 y los 12 años. En cuanto a las modalidades están la de solista (581 pianistas), de cuatro manos (138 pianistas) y una que está empezando a coger fuerza que es la de seis manos (39 pianistas), en total 758 pianistas en esta edición.
Es obvio que el mayor porcentaje de participación es el gipuzkoano con 661 participantes, pero también hay movimiento desde otras provincias de todo el territorio histórico vasco; en orden de participación le seguirían: Bizkaia con 61 pianistas, Navarra con 31, Alava con 3 e Iparralde con 2. Si seguimos concretando, la participación por parte de Bizkaia sería: Santurtzi con 11 pianistas, Ondarroa también con 11, Trapagarán con 8, Ermua con 6, Lekeitio con 5, Natxitua-Ea con 3, Mallabia también con 3, Arratzu con 2, Barakaldo con 2, Berriatua con 2, Bilbao con 2, Markina-Xemein con 2 y Ortuella con 1.
Y una vez dichos todos los datos nos queda hablar del disfrute. No tiene precio ver todo el proceso por el que pasan todas las niñas y niños, desde los nervios y la incertidumbre del antes de tocar a las caras de alivio cuando todo ha pasado, o incluso algún semblante mohíno por algún desconcertante patinazo. Cuando salen de la entrega de premios, la organización les da una palmera y un botellín de agua, que engullen al llegar la situación del merecido y ansiado reposo emocional.
En cuanto a los premios, se congregan varias sesiones a la vez y es por lo que se reparten invitaciones para controlar el aforo, puesto que aunque el reparto se hace en el Auditorio -que tiene un aforo para 500 personas- se suele llenar casi siempre. Se reparten diplomas de participación a cada pianista y una medalla que en función de la calidad de su interpretación puede ser de oro, de plata o de bronce, quedando las actuaciones más estelares seleccionadas para el concierto de clausura, que se hace el domingo después de la última entrega de premios (este año a las 19:00). Hubo una edición en la que aparte de las modalidades de medallas había una más sin medalla, únicamente con diploma, algo que afortunadamente se corrigió. El jurado seleccionado este año ha sido: Larraitz Burgaleta, Arantza Guinea, Virginia Mendia, Mónica Núñez, Maite Oiartzun, José Ramón Rodríguez, Borja Rubiños, Estitxu Sistiaga, Myriam Ulanga y Amaia Zipitria.
Anualmente, la organización va sumando nuevos puntos al festival para enriquecerlo. Hay una estancia que se solía habilitar con otro piano en algunas ediciones, para que cualquier persona pudiera tocara algo, y del caso del año pasado surgía “Musika printzak” (Pinceladas Musicales) bajo el marco de una exposición, ya con carácter programado. Este año el festival empezaba al comienzo de la semana y a las 19:00, todos los días, se podía disfrutar de un concierto: el 30 de enero el coro OROITH de Ordizia dirigido por Katrin Iturralde; el 31 de Enero, jóvenes músicos andoaindarras: Mikel Urdangarín Castro tocaba el violín y Carlos Rubio Amondarain a la percusión; el 1 de febrero Imanol Iribarren con improvisaciones de Jazz; el 2 de febrero pianistas de Txitxu Castro y Myriam Ulanga de la Escuela de Música de Andoain y dando comienzo al tremendo fin de semana; el 3 de febrero a las 18:00, un concierto didáctico que con motivo de la muerte de S. Joplin fusionaba la vida y obra del compositor.
Vemos pues que Andoain, con el éxito del festival, se llena de gente y de música durante varios días; hasta los establecimientos que nada tienen que ver con el tema visten sus escaparates con pianos y partituras, haciendo un guiño a la fiesta que se monta en torno a la música que los niños hacen sonar.