Joseba Lopezortega /
Además de numerosas óperas y de un amplio repertorio de otros compositores, el prolífico Eliahu Inbal ha grabado integrales de las sinfonías de Mahler, Bruckner, Scriabin y Shostakovich con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt, a la que condujo a las alturas; después una nueva integral de Mahler con la espléndida Filarmónica Checa y aún una tercera con la Tokyo Metropolitan Symphony Orchestra, orquesta esta sumamente devota de las composiciones mahlerianas.
Que un maestro vuelva así a Mahler vez tras vez significa muchas cosas. Primera, que entiende sus sinfonías como dignas de abordarse vez tras vez, o inagotables; segunda, que desea hacerlas en distintas fases de su vida, algo que no pocos aficionados hacemos con nuestras audiciones (ninguna gran composición se escucha de la misma manera en distintas fases de la vida); tercera, que establece sus versiones como resultado de una ecuación en la que todos los factores son abiertos: las partituras, desde luego, pero también las características de cada formación y la potencia y ductilidad de su propia lectura. De esta manera, cada versión de las sinfonías grabadas por Inbal es peculiar y aporta cosas distintas, algo particularmente palpable en las sinfonías de color más oscuro de Mahler, por ejemplo en la Séptima que el maestro dirige esta semana a la Sinfónica de Bilbao, que la va a interpretar por vez primera. Todas ellas se pueden escuchar en servicios de streaming. Se explica que Inbal disfrute trabajando con orquestas a las que puede impulsar de acuerdo a sus deseos.
Que la Bilbao Orkestra Sinfonikoa traiga a Inbal a dirigir precisamente esta Sinfonía número 7, compleja y tan hermosa, es un hecho memorable en la historia de la orquesta. Inbal es un gran maestro, quizá el más notable en el podio de la BOS en bastantes años. En las últimas décadas, la BOS ha tenido la suerte de ser dirigida en este repertorio por buenos maestros, entre ellos sus titulares Mena y Neuhold, ambos profundos conocedores de la obra del bohemio. No me atrevería jamás a decir de un director que es ´mahleriano´, pero ambos se aproximan a esa categoría improbable; y si esa categoría efectivamente existiera y Mahler pudiera usarse como adjetivo, Inbal pertenecería a ella plenamente. Es más: contribuiría a definirla.
Esta Séptima prologa unas semanas en las que Mahler va a dominar el paisaje musical bilbaíno. El 2 de marzo, la propia BOS prologará Musika Música 2017 con la Sinfonía número 2, Resurrección, esta vez en manos de Yaron Traub. Si Traub viene a Bilbao a rendir en su zona alta, como es deseable y probable, se escuchará una buena Resurrección, y después Mahler protagonizará buena parte de la edición 2017 del popular festival musical bilbaíno. Para los que gustamos de la obra de Mahler será un verdadero festín. Que Inbal lo abra es un auténtico lujo.