Nora Franco Madariaga/
“ABAO es algo único en futuro, ilusión y excelencia, hasta la última nota”. Con estas palabras iniciaba ayer Juan Carlos Matellanes, presidente de la Asociación, la presentación de la temporada 2017-2018, un proyecto con vocación social y didáctica, además de cultural.
ABAO-OLBE, en palabras de su presidente, apuesta para su 66ª temporada por una propuesta cultural amplia, equilibrada y de gran contenido social en la que valores como la calidad, la profesionalidad, la transparencia y el compromiso social les lleven a ser reconocidos como un elemento cultural clave en nuestra sociedad, a pesar de las singularidades que conlleva ser una asociación privada y con un modelo de negocio en el que la subcontratación del Euskalduna condiciona toda la producción.
Con esta reflexión estratégica y apoyados en los resultados de las temporadas precedentes, ABAO presenta cinco grandes títulos con los que se propone alcanzar la cifra nada desdeñable de 73.000 espectadores, para lo que ampliará su ámbito de influencia acercando la ópera a nuevos públicos, facilitando el acceso a la ópera y llevando a cabo una política de internacionalización.
Así, los resultados más visibles de este proyecto podrán apreciarse en la nueva política de precios. En su intervención, Matellanes admite que la ópera tiene un rango superior de precios a otras alternativas culturales debido a los altos costes de producción y montaje, el bajo nivel de subvención y el alto porcentaje de IVA, pero hace hincapié en el esfuerzo que ha realizado ABAO de cara al próximo año por ampliar el abanico de precios y favorecer a sus socios y al público más joven.
Pero el cambio más notable será, sin duda, que todas las funciones se pondrán en escena a las 19:30 (salvo Opera Berri, que dará comienzo a las 18:00). Esta novedad parece responder a la demanda de los socios de adelantar los horarios para poder continuar la velada al final de la representación con otras actividades –ocio complementario ha sido la expresión utilizada por Juan Carlos Matellanes–, solicitud que finalmente ha sido satisfecha.
El presidente ha resaltado también la importante actividad de sus programas didácticos, liderados por la 13ª temporada de ABAO Txiki que, con cuatro producciones y un aforo de 21.000 espectadores tanto de centros escolares como de funciones familiares, se ve sobrepasada por la demanda pero, lamentablemente, limitada al mismo tiempo por cuestiones presupuestarias.
La presentación continuaba con la intervención de Cesidio Niño, director de producción y artístico de ABAO, en la que detallaba los aspectos artísticos y técnicos de la nueva temporada que, pese a estar concentrada en tan sólo 75 años de historia de la música –desde Norma, estrenada en 1831, hasta Salomé, de 1905–, presenta títulos de tres de las grandes escuelas operísticas –italiana, francesa y alemana– y recupera obras que no se representaban en Bilbao desde hace más de 12 años.
La 66ª temporada, al igual que la precedente, está cuajada de nombres interesantes que hacen prever un gran nivel vocal en el escenario, con elencos a priori bien equilibrados, producciones no demasiado arriesgadas pero más cuidadas y efectistas, y un trabajo de preparación muy intelectual, largo y minucioso que ojalá dé el buen resultado que sobre el papel promete.
La temporada comienza en octubre con I Masnadieri, encuadrada dentro del proyecto Tutto Verdi –que ya va llegando a su fin–; una obra que, pese a ser su primera ópera enteramente belcantista, lanzó al de Busseto al público internacional y que está marcada por los ideales tanto políticos como personales de su autor. En los papeles principales debutarán en ABAO Vicenzo Costanzo y la exuberante Carmen Giannattasio. Repetirán Vladimir Stoyanov y Mika Kares, de quien guardamos un grato recuerdo del Don Carlos de la temporada 15-16. La producción del Teatro Regio di Parma garantiza una puesta en escena muy ortodoxa de la mano de Leo Muscato, un director de cine, teatro y escena bien conocido en Italia y el mundo germánico. En el foso abre la temporada la BOS bajo la batuta de Miguel Ángel Gómez Martínez, gran conocedor del repertorio verdiano que ya trabaja en la preparación de esta ópera.
En noviembre llega Don Pasquale de Gaetano Donizetti. Tras 22 años de ausencia en los escenarios bilbaínos vuelve la última opera buffa belcantista y lo hace de la mano de uno de los mejores bajos bufos de la escena internacional, Carlos Chausson. Junto a él, completan el elenco nada menos que Jessica Pratt –la gran estrella de La Sonnambula de 2016–, Javier Franco y el joven tenor italiano de moda Paolo Fanale. La producción del Maggio Musicale Fiorentino, dirigida por Jonathan Miller –el Fritz Lang de la ópera, en palabras de Cesidio Niño– presenta una gran casa de muñecas de tres pisos que dará mucho juego y movimiento a este divertido enredo. Roberto Abbado, conocido director italiano, se pondrá al frente de la Orquesta de Euskadi.
Con el inicio de 2018 y el tercer título de la temporada, vuelve a ABAO la escuela francesa: Manon de Massenet, la segunda ópera en francés más representada y, sin duda, un título clave de la ópera en general. Nada menos que tres horas musicales que desgranarán con detalle y bellas melodías uno de los grandes argumentos de la historia operística. Para esta obra nadie mejor que la OSE, buena especialista en música francesa, y Alain Guingal, que con su profundo conocimiento de este repertorio y su madurez aportará una versión muy prometedora. Sobre el escenario encarnarán los papeles principales Celso Albelo e Irina Lungu, que ya han cantado juntos estos roles en varias ocasiones, por lo que la química y la sensualidad están garantizadas. La producción, de corte clásico, pertenece a la Opèra Monte-Carlo y estará dirigida por Arnaud Bernard.
Pero el verdadero plato fuerte de la temporada llega en febrero con Salome de Richard Strauss, una de las óperas cumbres del siglo XX donde el autor centra las bases argumentales y musicales de toda la música operística posterior. No la escuchábamos en Bilbao desde 2005, en el programa doble junto a Erwartung dirigido por Juanjo Mena. Retoma ABAO por fin la ópera alemana con un título que, si bien es algo corto, está lleno de sensualidad, lascivia, erotismo, confusión, violencia y una alta dosis de tensión. Y lo hace bajo la dirección musical de Erik Nielsen, que no volvía a ABAO desde el fabuloso éxito de la ópera de Korngold Die tote Stadt en 2012, que fue un factor determinante para concederle la titularidad de la BOS, orquesta que le acompañará también en esta ocasión. La producción del Palau de les Arts Reina Sofía viene de la mano del mexicano Francisco Negrín, uno de los registas más innovadores y más solicitados del momento, que ofrecerá una puesta en escena muy moderna y al mismo tiempo atemporal, completada con numerosas proyecciones y un sinfín de complicados movimientos escénicos. En escena, un nutrido elenco liderado por Emily Magee, que ya compartió éxito con Nielsen en Die tote Stadt y que en Salome se enfrenta a un papel extremadamente exigente en esta historia de amor y muerte.
Y terminamos en mayo con Norma de Bellini, la tercera ópera belcantista italiana de la temporada. Y, para un clásico, qué mejor que un cast de contrastado éxito: el trío formado por Anna Pirozzi, Gregory Kunde y Silvia Tro Santafé, que ya demostraron su buena compenetración en Roberto Devereux. En el foso de nuevo la Bilbao Orkestra Sinfonikoa, esta vez dirigida por Pietro Rizzo, y en la escena Davide Livermore, que presenta una interesante coproducción de ABAO-OLBE con el Palau de les Arts Reina Sofía y el Teatro Real cargada de simbolismo y misterio. Se podrá disfrutar en esta ocasión de una función de Opera Berri con Diana Axentii, Nozomi Kato y Francesco Pio Galasso en los papeles principales.
Una sólida temporada que, si bien incide una vez más sobre el belcanto de la escuela italiana y fórmulas ya conocidas y conservadoras, nos devuelve títulos añorados, distintas concepciones de la ópera, nombres muy sugerentes y, sobre todo, una atrevida apuesta a una sola carta con Strauss que, pese a lo arriesgado –o a causa de ello–, ya está creando expectación.