DEIA: Mi reino no es de este mundo
Asier Vallejo Ugarte
Sociedad Filarmónica de Bilbao. 13-III-2014. Bach Collegium Japan. Director: Masaaki Suzuki. Bach, Pasión según San Juan, BWV 245.
Son muy pocas las ocasiones que tenemos en nuestra ciudad de asistir a interpretaciones realmente buenas de la Pasión según San Juan de Bach. Estamos ante una de las primeras obras importantes escritas por el compositor para la ciudad de Leipzig y ante un intento claro de sintetizar las conquistas formales y expresivas que había alcanzado hasta entonces. Siguiendo la tradición alemana de la puesta en música de la Pasión evangélica, la nueva obra debía alternar la intensidad dramática del relato bíblico (comparecencia ante el tribunal, crucifixión y muerte de Cristo) con el recogimiento poético de los instantes más intimistas, articulados especialmente en las arias y los corales. Bach, a menudo condicionado por los medios vocales e instrumentales de que disponía en las iglesias de Leipzig, la revisitó varias veces antes de dar con la versión que ha llegado hasta nuestros días. Aun así, la posterior Pasión según San Mateo (1727), más amplia y dramática, acabó desplazándola a una suerte de exilio del que lleva largo tiempo tratando de regresar.
Cuando Masaaki Suzuki fundó en 1990 el Bach Collegium Japan para dar a conocer la música de Bach en Japón tal vez no contaba con que acabaría mostrándosela al mundo entero. Lejos de retomar la estela romántica que venía de atrás, Suzuki se subió desde el principio al tren de quienes trataban de recrear las obras bachianas en coherencia con la época en que fueron compuestas, con sus innovaciones estilísticas, sus instrumentos originales, sus texturas claras y sus coros nada masivos. Su ciclo en disco de las cantatas de Bach sería uno de los hitos de nuestro tiempo de no ser por la reciente integral de John Eliot Gardiner, que a la máxima depuración sonora suma una intensidad a la que el japonés no termina de llegar.
Puede que tampoco llegase a esa intensidad el jueves en la Filarmónica, pues en sus manos vimos una Pasión limpia, equilibrada e impecable en estilo, pero con debilidades en la línea narrativa, como si no diera realmente con la clave dramática de la obra. Eso sí, los instrumentistas y las voces del Collegium, salvadas algunas estridencias mínimas, son de muy alto nivel. Y aunque en estas ocasiones no hay que esperar grandes individualidades entre los solistas, es de justicia destacar el dominio del recitativo seco mostrado por Gerd Türk (Evangelista), la estupenda línea de la soprano Joanne Lunn y la serenidad con la que el contratenor Clint van der Linde cantó el aria Es ist vollbracht!, música de un patetismo profundo hasta el alma.
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