Klassikbidea /
Como ya es tradicional en Klassikbidea, hemos elaborado una lista de citas que nos parecen especialmente atractivas de entre toda la oferta de Quincena Musical. Este es el resultado en opinión de Pablo Cepeda, Nora Franco Madariaga y Joseba Lopezortega.
Pablo Cepeda /
Esta es mi pequeña selección dentro de la amplia oferta de Quincena Musical:
La Fura dels Baus, Bilbao Orkestra Sinfonikoa, Coro Haydn dels Baus (Jordi Casas, director), José Ramón Encinar, director; Alicia Amo, soprano; Gustavo Peña, tenor; Thomas Tatzl, baritono. Obra fundamental de Haydn, La Creación no muy habitual en nuestros escenarios; con el aliciente de la participación escénica de La Fura dels Baus y el retorno de la BOS a Quincena.
Sinfonía nº35 “Haffner” KV 385 de Mozart; Concierto para piano nº2, de Liszt; : Sinfonía nº4 op.36, de Tchaikovsky. Rotterdams Philharmonisch Orkest, Yannick Nézet-Séguin, director, Yefim Bronfman, piano. Seguimos en el Kursaal con un ameno programa que cuenta con el aliciente de estar dirigido por Nézet-Séguin, nuevo director de la Metropolitan Opera de Nueva York.
Rapsodias húngaras nº1 y nº3 de Franz Liszt; Aires gitanos op.20, de Sarasate; Danzas húngaras nº1 y nº11 y Sinfonía nº1 de Johannes Brahms. Budapest Festival Orchestra; Ivan Fischer, director; Jozsef Lendvay (Sr) y Jozsef Lendvay (Jr), violines. Una orquesta que al mando de Ivan Fischer viene dejando excelente recuerdo en cada una de sus visitas a Quincena nos presenta música con hondas raíces en la música de su país.
Diez melodías vascas, de Guridi (transcripción de De la Rubia); Sinfonía n°1 de Johannes Brahms (transcripción de De la Rubia). Juan de la Rubia, órgano. El ciclo de órgano de quincena registra llenos absolutos desde hace años en citas de gran ambiente. La presencia de un músico como De la Rubia en el colosal órgano del Buen Pastor con transcripciones de conocidas obras presagia un concierto memorable.
Obras de Monteverdi, Cavalli, Kapsberger… Raquel Andueza & La Galanía; Pablo Prieto, violín; Manuel Vilas, arpa; Jesús Fernández Baena, tiorba. Quincena no es sólo Donostia. La bella localidad de Zumaia nos ofrece la oportunidad de escuchar a la soprano Raquel Andueza en su vuelta a los escenarios tras un largo y efectivo proceso de recuperación de su voz en Italia.
Nora Franco Madariaga /
Qué mejor que empezar la Quincena que con La Creación (2 y 3 de agosto, Auditorio Kursaal) obviamente por el montaje de La Fura, que siempre es un espectáculo sorprendente; también por la calidad del oratorio de Haydn y, por supuesto, por la presencia de la BOS en Quincena, que tan a menudo se olvida de sus vecinos vizcaínos.
Y después, para compensar los “excesos” de La Fura, me quedo con la frescura de Raquel Andueza y La Galanía (8 de agosto en Donosti o, mejor aún, 9 de agosto en la iglesia de San Pedro de Zumaia), que si bien no sorprenden, siempre deleitan y relajan los lentos atardeceres del bochornoso verano con la música italiana del 1600, sin aspavientos pero muy bien hecha.
También dentro del pequeño formato de la música antigua, tampoco puedo olvidarme de otro especialista que, en esta ocasión llega a Quincena con dos programas más enraizados en el folklore celta, que siempre nos arranca en las tripas un pellizquito de lo atávico: Jordi Savall, que viene con dos programas fabulosos y muy estudiados, uno el 19 de agosto en Senpere y otro con el famoso gaitero Carlos Núñez al día siguiente en Donosti.
Y para terminar mi recorrido por el festival, cierro con otros de los grandes conciertos, el Requiem de Berlioz (1 de septiembre), una obra impresionante que el Orfeón sabe hacer muy bien y que seguro la WDR Sinfonieorchester-Colonia con Jukka-Pekka Saraste van a saber redondear.
Un pequeño viaje musical a través del mes de agosto que empieza y termina con tremenda fuerza pero que también nos deja paladear las noches estivales con música menos densa.
Joseba Lopezortega /
El programa de Quincena está hecho de presencias ya conocidas, afortunadamente de buena calidad o incluso, caso de la BPO e Ivan Fischer, de gran calidad, así que se puede proponer lo más apetecible partiendo de los buenos recuerdos que han dejado sus protagonistas en Quincena… o no tanto.
Digo “o no tanto” por Yannick Nezet-Seguin, el ciclón de Montreal, un maestro espectáculo dotado para el éxito pero cuya forma de dirigir gusta a algunos y a veces solivianta a otros, entre quienes me cuento. Con todo, la calidad de la orquesta de Rotterdam es más que apetecible y en el programa está una Sinfonía número 4 de Chaikovski que es materia para que el atlético maestro retrate su categoría, abrumadoramente reconocida en el exigente círculo vip de los Estados Unidos.
Regresa también a Donostia un peso pesado, Ivan Fischer, al frente de la Orquesta del Festival de Budapest. Fischer y su orquesta, habituales que llegaron a anunciarse como orquesta residente en Quincena hace un par de ediciones (¡?!) traen dos programas muy interesantes, de los que elijo por dos razones el segundo. La primera razón, que el Orfeón Donostiarra se suma a los húngaros y a un puñado de solistas para ofrecer una obra de gran interés en manos de Fischer, las Vísperas Solemnes de Mozart, orfebrería en manos de un amante del sonido como Fischer; la egunda, que en un no tan abrupto contraste la segunda parte del programa la ocupa la Sinfonía número 4 de Mahler, tan deliciosa y que cerrará una tarde ciertamente jubilosa.
La NDR Elbphilharmonie de Hamburgo dirigida por Krzysztof Urbanski y el barítono Christian Gerhaher también visitan la obra de Mahler, en este caso con una selección de canciones de El cuerno mágico del niño y con el Adagio de la Sinfonía número 10. Es difícil cantar Mahler mejor de lo que canta Gerhaher, uno de los grandes valores internacionales del repertorio. Completa el programa la Sinfonía número 2 de Brahms, uno de los compositores destacados de la edición.
Siempre en el auditorio de Kursaal, la clausura trae de nuevo a ese espacio el Requiem de Berlioz, escuchado en Donostia hace relativamente poco (mayo de 2016, con la orquesta del Capitolio de Toulouse y Tugan Sokhiev). Esta vez es el turno de la WDR Sinfonieorchester dirigida por Jukka-Pekka Saraste con el tenor Maximilian Schmitt y el Orfeón Donostiarra, que deslumbra en esta obra. Una gran cita.